Llegados a este punto de la campaña, los tudólogos y futurólogos deciden apostar todas sus fichas y decir que gana el candidato A o el candidato B.
Todos tienen un 50% de posibilidades de acertar o equivocarse. Aquellos que lo hacen bien se pavonean en el Paseo de la Fama alegando sabiduría inmerecida; en realidad, tuvieron suerte, como quien gana la lotería. Los que pierden la esperanza de que nadie se acuerde de ellos y, tras un breve periodo de disgusto, vuelven a la carga.
No sé quién ganará las elecciones presidenciales estadounidenses, pero si fuera un apostador, apostaría por Kamala Harris. No porque sepa algo que a todos los demás se les escapa, sino porque Donald Trump tiene miedo. Y el miedo es señal de falta de confianza en la victoria.
Si no tuviera miedo de perder, Trump y los de su calaña no gastarían tanto tiempo y energía inventando mentiras sobre un fraude electoral inexistente diseñadas para desacreditar el proceso si es derrotado.
Quienes confían en la victoria no se quejan del árbitro antes del partido, ni de la calidad del césped, ni de las reglas a las que sabían, de antemano, que debían someterse.
Las mentiras son muy selectivas. El sistema electoral es el mismo, pero el fraude sólo existe en lugares donde Trump cree que puede perder. Si en Georgia pierde las elecciones presidenciales, pero los republicanos ganan el Senado o la Cámara de Representantes, es porque la máquina lectora de votos, ingeniosamente programada para tal fin, cambió el voto que era para él, el de Kamala Harris. Sólo ese voto, en una papeleta llena de ellos. Por supuesto, el gobierno estatal es republicano, todas las máquinas han sido auditadas y no hay problemas.
El único problema vive en la cabeza de Trump: el miedo a perder. De ser el “perdedor” llama a todos. El último cartel apareció el jueves por la noche en el periódico digital Axios.
En una “exclusiva”, se cita un memorando interno de campaña, dirigido al candidato, que predice la victoria, basándose en promedios de encuestas del sitio web Real Clear Politics. ¿Como? ¿Un memorando de campaña se basa en promedios de encuestas de un sitio web público? Además de eso, ¿propiedad de los amigos de Trump? Un memorando interno serio –que no es sólo un truco poco sofisticado para manipular a la prensa– se basa en una investigación interna precisa y actualizada.
Si es necesario mentir así, para crear la ilusión de la victoria, es porque la victoria no es tan clara.
Related News :