Cuando Che Adams se alejó celebrando, pensando que había ayudado a lograr el empate con el último tiro del partido, hubo la sensación de que Escocia estaba a punto de obtener lo que merecía su actuación.
Sin más de 10 jugadores, incluidos John McGinn, Aaron Hickey, Lewis Ferguson, Scott McKenna, y con Adams no lo suficientemente en forma para comenzar, el agotado grupo de Steve Clarke fue en su mayoría disciplinado y restringió a Croacia a pocas oportunidades de calidad.
En el otro extremo, Ben Doak, de 18 años, brilló especialmente en su primera salida, impulsando al equipo hacia la banda derecha y ayudando a marcar el primer gol de Christie.
Hubo bastantes puntos positivos, como los hubo en las derrotas ante Polonia y Portugal, pero nuevamente terminó en una ajustada derrota por un gol.
Las estadísticas son una lectura sombría dado que hay una victoria (contra Gibraltar) en sus últimos 15 partidos, mientras que ahora son 35 goles concedidos en esa racha.
Sin embargo, eso no cuenta toda la historia. Siempre iba a ser difícil para Escocia jugar contra los mejores del fútbol internacional europeo, incluso con todos en forma y disponibles.
Pero con tantos jugadores lesionados y en medio de un cambio de forma y estilo, la tarea se ha vuelto aún más difícil.
Clarke se ha asegurado de que Escocia haya sido competitiva de todos modos, pero cuanto más dure la mala racha, más comentarios positivos caerán en oídos sordos.
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