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Aeropuerto cerrado, toque de queda y prohibición de manifestaciones en Martinica tras la violencia

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Florin Hossu con AFP / Créditos de las fotos: Ed JONES / AFP
08:56, 11 de octubre de 2024

Martinica se lamía las heridas el jueves tras una noche de caos marcada por saqueos, incendios y violencia que dejó 26 policías y gendarmes heridos, lo que llevó al prefecto de la isla a decretar un toque de queda y la prohibición de manifestaciones en todo el país hasta el lunes.

Un hombre también fue asesinado a tiros en circunstancias aún no claras: fue encontrado herido por los gendarmes que intervinieron contra el saqueo de un centro comercial en Robert (este) y murió en el hospital, según la prefectura de Martinica.

El aeropuerto cerrado

El jueves por la tarde, más de cincuenta personas invadieron la pista del aeropuerto de Fort-de-France, en la localidad de Lamentin (centro). “Esta tarde circularon en las redes sociales rumores según los cuales 300 o 350 CRS llegarían a Martinica en avión. Esta información completamente falsa está en el origen de las agrupaciones y de la invasión de la pista del aeropuerto”, lamentó la prefectura de Martinica en la red social.

Siguieron enfrentamientos violentos dentro del recinto del aeropuerto y luego fuera. Al final del día, tres vuelos con “1.117 pasajeros a bordo” fueron desviados a Guadalupe tras el cierre del aeropuerto, según informó la prefectura de Guadalupe.

Toque de queda, colegios cerrados, plan blanco…

Por el momento, el toque de queda decretado por el prefecto de 21 a 5 horas está muy lejos de ser respetado y Martinica corre el riesgo de volver a hundirse en el caos. Las escuelas también permanecerán cerradas el viernes por segundo día consecutivo, indicó el rectorado de Martinica.

El Hospital Universitario de Martinica anunció el jueves la puesta en marcha de un plan en blanco durante el cual se organizan “desprogramaciones de intervenciones quirúrgicas o consultas”. Desde septiembre, la isla caribeña está marcada por un movimiento contra el alto coste de la vida, un tema recurrente en los territorios de ultramar, que ha degenerado en violencia urbana.

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