Julie, Melissa, An, Eefje, Sabine, Lætitia. Esta triste letanía de nombres deja una profunda cicatriz en la psique del país. También tenemos derecho a preguntarnos si la herida del trauma causado por el caso Dutroux está realmente curada o si el dolor sólo queda anestesiado por el paso del tiempo.
Este dolor esconde también la ira nacida del fiasco de la justicia que, más de una vez, se ha descarrilado en este caso, hasta el punto de plantear la cuestión de la pena de muerte y la de la incompresibilidad de las penas.
Con total empatía con los padres de las víctimas, los belgas pronto podrán medir el efecto de los años dedicados a intentar comprender lo que ocurrió con el estreno – el 23 de octubre – de la película de Fabrice Du Welz. sentirse enfermoinspirado en el asunto Dutroux. El director belga (tenía veinte años en el momento de los hechos) abordó así este delicado ejercicio de transformar un episodio sórdido de nuestra historia contemporánea en un puro objeto cinematográfico. En una entrevista concedida a nuestra colega Pascale Bourgaux en TV5 Monde, parafraseando lo que muchos piensan, Fabrice Du Welz afirma: “No se hizo justicia en la medida del caso. Esta historia no es una noticia.”.
Esta justicia, criticada, obligada a reformarse, está en el centro de Dutroux, un hombre libreuna docuficción producida por RTL que imagina la libertad condicional del hombre condenado a cadena perpetua en 2004, tras un proceso histórico.
Veinte años después de esta sentencia, con el hilo conductor de las diferentes etapas de la liberación del prisionero más famoso del reino (anuncio, instalación en un monasterio, cambio de apariencia, etc.), la película de RTL se centra principalmente en el concepto jurídico de reintegración y la posibilidad de aplicarlo a Marc Dutroux que, como repiten los ponentes, no es un preso como los demás. Formuladas por su abogado Bruno Dayez, interlocutor clave del documental, todas sus solicitudes de libertad condicional han sido rechazadas hasta el momento…
En la película, el debate en torno a la reinserción social (del que pudieron disfrutar Michel Lelièvre y Michelle Martin) se organiza dando la palabra a los actores principales: Gino Russo y Jean-Denis Lejeune, padres de Melissa y Julie; Chistian Panier, el ex juez que recibió a Michelle Martin en una de sus casas; Samuel Leistedt, psiquiatra a cargo de Marc Dutroux; pero también a observadores como Philippe Morandini, magistrado de prensa durante el proceso y Dominique Demoulin, periodista de la redacción de RTL que conoce el caso como la palma de su mano.
Didáctico (sobre todo en su segunda parte) y sin aspavientos, el documental plantea la cuestión ética de la justicia “ajustable” en función del perfil del condenado, pero también la, más tabú, de la posible liberación de Dutroux y su encuadre, sopesando nuestra propia capacidad moral para reaccionar ante la encarnación del mal.
Emitido el 8 de octubre a las 21:05 horas en France 2.
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