El mercado de automóviles nuevos en Francia registró una caída notable en septiembre, marcando el quinto mes consecutivo de caída. Mientras Stellantis y Renault luchan por mantener sus cuotas de mercado, las perspectivas se deterioran con advertencias de beneficios y una mayor penalización ecológica.
Los nueve primeros meses del año registran un descenso del 1,76% respecto al año anterior, con un total de 1.265.905 matriculaciones. Los fabricantes franceses se ven especialmente afectados: Stellantis, número uno del mercado francés, vio caer sus ventas un 17,52%, afectando especialmente a Citroën y Opel. Renault, por su parte, sufrió una caída del 14,27%, debido en particular a los malos resultados de su marca Dacia. Por el contrario, Volkswagen (+4,3%) y Toyota (+19,2%) resistieron mejor, en particular gracias al éxito de los vehículos híbridos del fabricante japonés.
En este contexto, Stellantis tuvo que rebajar sus previsiones para 2024, poniendo de relieve las dificultades del mercado americano y el aumento de la competencia, especialmente de China. El grupo rebajó recientemente sus previsiones de margen operativo, situándolos ahora entre el 5,5% y el 7%, frente a una previsión inicial de dos dígitos. Este anuncio fue mal recibido por los inversores: las acciones de Stellantis cayeron un 14,74% en la Bolsa de París, lo que llevó al grupo a una espiral negativa que refleja la incertidumbre de todo el sector. Stellantis dijo que la situación de la marca en América del Norte fue responsable de dos tercios de la disminución del margen operativo.
La situación también es complicada en el frente europeo, donde las matriculaciones de vehículos siguen siendo bajas y el crecimiento de las ventas de coches eléctricos está por debajo de las expectativas. La revisión a la baja de las previsiones de márgenes se hace eco de otros anuncios similares de grandes fabricantes europeos, como Volkswagen, BMW o Mercedes, ante un mercado estancado. Stellantis incluso advirtió que sus flujos financieros industriales podrían ser negativos a finales de año.
En este contexto ya sombrío, se cierne otra amenaza con el agravamiento de la pena ecológica. Según información publicada el domingo por “El mundo», Bercy consideraría endurecer las normas para gravar los vehículos contaminantes, reduciendo gradualmente el umbral de emisiones de CO2 a partir de 2026. Luc Châtel, presidente de la Plataforma del Automóvil, no dejó de criticar esta medida, que describe “impuesto disfrazado» sobre los automovilistas, amenazando directamente el mercado de los pequeños coches térmicos, que ya se encuentra en dificultades. “Vamos a cobrar impuestos a las personas que compren vehículos de motor pequeño“, se lamentó en Radio Classique.
Para Luc Châtel, la penalización ecológica podría agravar las dificultades de una industria que ya está en crisis, mientras que las ventas de coches eléctricos ya no crecen lo suficiente para compensar el descenso de los coches térmicos. Según él, la industria del automóvil carece de una visión a largo plazo, tanto a nivel nacional como europeo. “Estamos al borde de situaciones gravísimas en la industria del automóvil“, advirtió, señalando una falta de apoyo político en un contexto de rápida reorientación de las normas ambientales.
Por tanto, la industria del automóvil atraviesa un período de gran incertidumbre, marcado por una caída de la demanda, especialmente de los eléctricos, revisiones a la baja de los márgenes y crecientes tensiones sociales…
Related News :