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Adiós a una leyenda del país

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Fueron apodados los Forajidoslos “forajidos”: un puñado de jóvenes artistas surgidos a finales de los años 1960 en Nashville (Tennessee), vinieron a revolucionar el mundo country, muy conservador. En su momento, su impertinencia supuso un soplo de aire fresco, inspirado en los ideales libertarios de los años sesenta. Con Willie Nelson, Waylon Jennings y su patriarca Johnny Cash, Kris Kristofferson es parte de este prodigioso final four. Una comunidad de espíritu que los llevó a los cuatro a grabar bajo el nombre de The Highwaymen.

Nada predispuso a Kris Kristofferson, un chico alto y guapo, a hacer carrera en la música. Hijo de un soldado, muy dotado para el deporte, se licenció en letras en una importante universidad. Todo parece sonreírle. Pero en vísperas de conseguir un trabajo docente, el joven decide dejarlo todo, para gran desesperación de sus padres. Tras marcharse a probar suerte en Nashville, la meca de la música country, se ganó la vida durante una temporada como conserje en los estudios Columbia. Allí conocerá en particular a Bob Dylan, que vino a grabar rubia sobre rubia. Fue allí donde comenzó a hacerse un nombre como compositor. Su pluma pronto lo deja en el medio.

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Con Yo y Bobby Mc Geeuno de sus primeros estándares, Kristofferson impresiona. Con su todavía famosa fórmula: « Libertad es sólo otra palabra para decir que no hay nada que perder », Esta canción será versionada a menudo, siendo la versión más famosa la (póstuma) de Janis Joplin en 1971:

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Janis Joplin, Johnny Cash, Bob Dylan… Kris Kristofferson se codeó con los más grandes, pero su carrera como intérprete no despegó del todo. Quizás porque a su hermosa voz profunda le falta algo de aspereza y carácter. Recordamos más la calidad de sus textos, muy por encima de la media gracias a su pasión por la poesía inglesa, pero también a su capacidad para recurrir a un lenguaje cotidiano adaptado al país. Como lo demuestra esta canción popularizada por Johnny Cash, Domingo por la mañana bajandouno de los textos más bellos jamás escritos sobre las consecuencias de la embriaguez, donde escuchamos la hombre de negro ¡Hablamos de “beber cerveza en el desayuno”!

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Otra faceta de su carrera –en Hollywood– pronto eclipsará su talento para el canto. Hay que decir que Kris Kristofferson es también un rostro, un físico que no dejará de llamar la atención de los directores. Lo veremos tocar con Martin Scorsese, Sam Peckinpah, Michael Cimino (en el western La puerta del cielo), o –este será su mayor éxito– junto a Barbara Streisand en el remake de la película. Nace una estrella en 1976.

Pero lo que quedará de Kris Kristofferson, más que sus papeles en el cine, es sobre todo este talento para escribir, suficiente para convertirlo en una leyenda para varias generaciones de compositores. Es también una cierta sencillez en el estilo y en la interpretación que ha envejecido bastante bien y que aún podemos discernir en las grabaciones más recientes, por redescubrir.

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