En una noche de nueve goles y de gran fútbol, en el Estadio de la Luz, el Benfica estuvo a punto de registrar una gesta inédita en su historia, derrotando al poderoso Barcelona y sumando a esta posibilidad una actuación de gran calidad.
Ante un rival de enorme nivel, servido por jugadores de gran calidad, el Benfica bien podría haber coronado la noche con una victoria épica, que sin duda hubiera servido como recompensa por el desempeño del que fue capaz.
El partido empezó bien para los reds que, apenas dos minutos después, sembraron el pánico en la defensa catalana, superioridad que al descanso se tradujo en una ventaja de dos goles.
Este período terminó con un optimismo justificado, ya que el equipo lisboeta había dominado ampliamente, aunque los españoles habían logrado mantener el balón en su poder por más tiempo.
Y a falta de cuatro minutos para el final no parecía haber dudas de que la victoria no se les escaparía a los hombres de Bruno Lage. Pero, como un partido tiene noventa minutos más algunos minutos concedidos por el árbitro, los catalanes, que ya habían causado un gran bochorno a la defensa roja, alcanzaron un resultado que parecía imposible, y que les permitió abandonar el Estadio de la Luz con una ventaja.
En una noche lluviosa, el fútbol acabó ganando: con los numerosos goles marcados, portugueses y españoles supieron ofrecer al público un espectáculo épico, en el que la tormenta catalana consiguió asfixiar al Benfica en la última quincena de minutos.
