En las redes sociales se lanzó el llamado a “una celebración popular” tras el anuncio del sindicato de estudiantes Unión Pirata, esperando “que se lleve sus ideas a la tumba”. La muerte de Jean-Marie Le Pen, este martes 7 de enero, estuvo marcada por una manifestación en la plaza Sainte-Anne, en el centro histórico de Rennes.
A partir de las 20 horas, mientras la estación de metro estaba cerrada, varias decenas de personas se sumaron al lugar de reunión. Se lanzaron fuegos artificiales y confeti mientras los manifestantes bailaban alrededor de un bote de basura en llamas. “Rennes, Rennes, antifa”, coreaban en particular.
Intervención policial
Presente en el lugar, la policía utilizó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, dando lugar al tradicional juego del gato y el ratón en las calles adyacentes durante parte de la tarde. Algunos activistas, con el rostro oculto, intentaron levantar barricadas para frenar el avance de la policía, gritando “todo el mundo odia a la policía”. Al momento de redactar este informe se desconoce si se ha realizado algún arresto.
Se han registrado escenas similares, en particular en París, calificadas de “vergonzosas” por el ministro del Interior, Bruno Retailleau, para quien “nada justifica bailar sobre un cadáver”. La muerte del que fue presidente del Frente Nacional durante cuatro décadas provocó numerosas reacciones en la clase política: la extrema derecha lo veía como un “visionario”, la izquierda como un “ser abyecto” y el ejecutivo como un “ cifra”. histórico”.
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