Ya son las celebraciones de fin de año. La oportunidad de pasar tiempo con seres queridos que no ves a menudo, con amigos o suegros. Según un estudio realizado a principios de diciembre por el IFOP, el 78% de los franceses tiene previsto pasar la Nochebuena en familia, un porcentaje estable respecto a 2022 y 2023 (80%). Pero las reuniones familiares a veces pueden rimar con dolores de cabeza, discusiones… En 2022, dos tercios de los franceses admitieron haberse abstenido de decir lo que pensaban durante la comida de Navidad para no provocar tensiones en la mesa, según el IFOP.
Esto debería seguir siendo así en un contexto en el que las noticias son más candentes y divisivas que nunca: política interna, la elección de Donald Trump, conflictos en Ucrania y Oriente Medio… Tantos temas que pueden molestar a algunas personas. “Las comidas familiares tienen un potencial explosivo, especialmente durante las vacaciones. Se ponen en una misma mesa generaciones, personalidades y opiniones fuertes, todo ello salpicado de cansancio, grandes expectativas y sensibilidades diferentes”, explica a la parisina Florence Beuken, terapeuta familiar.
Una cuestión de “momento y dosis”
Para ella, varios temas diversos pueden causar tensión: la política, la religión, la crianza de los hijos y la crianza de los hijos, la apariencia física, las elecciones de vida o incluso “la última barbacoa a la que nadie fue invitado”. “Estos temas tocan la identidad, valores profundos e incluso heridas personales y, por lo tanto, pueden generar tensiones rápidamente”, explica.
¿Deben entonces evitarse ciertas discusiones? “No es una cuestión de censura, sino de momento y dosis. Podemos hablar de muchas cosas, pero no siempre con todo el mundo ni en todas las circunstancias, responde Florence Beuken. Si el tema es importante para usted, podría preguntarse: ¿Es este el momento, el lugar y la persona adecuados para hablar de ello? Si la respuesta es no, déjalo para otro día”, recomienda.
Si, pese a todo, ciertos temas delicados interfieren en la conversación, este especialista recomienda “evitar responder bajo la influencia de la emoción”. Según ella, hay que asegurarse de “haber entendido” lo que la persona quiso decir para no iniciar un conflicto “por una interpretación errónea”. Entonces, este especialista recomienda “nombrar el efecto que esas palabras tienen en nosotros, hablando de nuestros sentimientos”, pero “sin acusar al otro”. “ Me duele lo que dices, porque…”, ilustra.
No juzgues, escucha a tus interlocutores…
Y para “evitar” cualquier “escalada” si los debates se acaloran, Florence Beuken sugiere “acortarlo cuando consideremos que el tema es demasiado delicado para discutirlo en ese momento”. “Cambiando de tema, creando una distracción o dejando claro que no quieres hablar de ello en ese momento”, sugiere. Otro consejo: adopta un tono humorístico. “Te permite calmar tensiones, crear una distracción o mostrar de forma alegre que no quieres entrar en el conflicto”, dice el terapeuta.
Para no llegar a este punto, Florence Beuken nos anima a tener cuidado con ciertos comportamientos: evitar los “juicios rápidos”, “la burla disfrazada de humor que podría herir a otra persona”, no beber demasiado alcohol porque “. podemos revelar verdades que habría sido mejor guardarnos para nosotros mismos” o asegurarnos de escuchar con atención. “Cuando todo el mundo habla para responder en lugar de comprender, tendemos a escalar”, concluye.