En la letanía de abusos que a diario enlutan a Haití, un hecho especialmente trágico ha sembrado la consternación en el país: a finales de noviembre, cuatro mujeres embarazadas murieron por falta de atención, en la región de Puerto Príncipe, la capital, controlado en un 80% por bandas criminales que aterrorizan a la población. Las desafortunadas mujeres se presentaron. “frente a varios hospitales” de la aglomeración, “los últimos dos días”, para los partos por cesárea, declaró Ronald Laroche, director ejecutivo de desarrollo de actividades sanitarias en Haití, una red de una treintena de establecimientos sanitarios, en la radio Magik9 el 21 de noviembre. Los ginecólogos y anestesiólogos, contactados urgentemente, no pudieron venir debido a los caminos bloqueados por las pandillas. “Teníamos lágrimas en los ojos pero no pudimos reaccionar. El doctor Laroche se sintió conmovido. Estas mujeres fueron vistas saliendo con los niños que llevaban. »
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Esta tragedia es consecuencia directa del repentino agravamiento, a mediados de noviembre, de la profunda crisis política y de seguridad en la que se hunde desde hace años este país caribeño de 11 millones de habitantes. Durante las semanas posteriores a la destitución del primer ministro Garry Conille el 9 de noviembre y la toma de posesión dos días después de su sucesor, Alix Didier Fils-Aimé, los grupos armados intensificaron sus ataques y sumieron la capital en el caos.
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