Una multiplicidad de opciones de acogida y atención fuertemente respaldadas por financiación pública
Los objetivos y actores de la política de atención a la primera infancia se han diversificado, mientras que sus mecanismos se han vuelto más complejos. A diferencia del cuidado parental, el cuidado formal cubre la oferta legalmente organizada y asistida por las autoridades públicas, implementada por operadores del mercado público, asociativo o privado. Principio que se reafirma periódicamente: la libre elección del método de cuidado de los hijos se entiende como la provisión de todos los métodos de cuidado de los niños a todos los padres. Este principio a veces se interpreta como la posibilidad de elegir entre las opciones de cuidado infantil disponibles sin barreras financieras, lo cual no es realista dadas las limitaciones de las finanzas públicas. Algunos regímenes financian directamente establecimientos de atención a niños pequeños, en particular guarderías que se benefician de la prestación de un servicio único, mientras que otros apoyan financieramente a las familias para que accedan a diversas formas de atención asignándoles ayudas o concediéndoles créditos fiscales. Esta financiación pública representó 16 100 millones de euros en 2022, o casi el 90 % de todos los gastos relacionados con el cuidado de los niños. A finales de 2022, se ofrecieron 1,31 millones de plazas de guardería formal a 2,17 millones de niños menores de 3 años, lo que representa una tasa de cobertura del 60,3%. El sistema parece complejo debido a la cantidad de dispositivos e interacciones entre los participantes.
Una oferta desigual entre territorios en densidad y calidad
Las políticas de acogida de los niños pequeños aplicadas territorialmente han permitido crear una oferta diversa y heterogénea pero distribuida de manera desigual según los territorios y no ha permitido satisfacer una quinta parte de la demanda de las familias. El porcentaje de padres de niños menores de 3 años que no se benefician de una plaza de guardería ni de una compensación por el cuidado parental aumentó del 23,3% en 2014 a casi el 29% en 2022. Esta situación se debe a una falta de oferta global, a la que se suma la cobertura de territorios con un nivel de vida más alto en estructuras de acogida colectivas, mientras que aquellos con un nivel de vida más bajo se benefician más de una oferta de acogida individual. Por otra parte, la jubilación masiva de los cuidadores de niños, así como la escasez de profesionales cualificados de la primera infancia, está obstaculizando cuantitativa y cualitativamente el desarrollo de la oferta de cuidados infantiles, debilitando así el objetivo de las autoridades públicas de crear 200.000 acogidas formales. plazas para 2030. La complejidad del sistema dificulta el acceso a familias social o culturalmente desfavorecidas y aún faltan los procesos de asignación transparencia.
Financiación pública cada vez menos sostenible, sin permitir una oferta económicamente accesible para todas las familias
Las familias con ingresos modestos generalmente recurren menos al cuidado infantil formal debido a su costo, lo que puede resultar disuasivo. Los cuidados colectivos en establecimientos financiados mediante la prestación de un único servicio les resultan más accesibles económicamente, mientras que los cuidados con niñeras son los que más plazas ofrecen. La brecha en los gastos de bolsillo de las familias también es marcada entre la guardería financiada por el servicio universal único y la atención proporcionada por una niñera, que es significativamente más cara para las familias con bajos ingresos. Las guarderías financiadas mediante la prestación de un servicio único, más accesible para las familias, constituyen, sin embargo, el modo de atención más caro para la comunidad. La reforma del complemento de cuidado infantil, que entrará en vigor en 2025, ayudará a reducir esta desigualdad de acceso. Sin embargo, el gasto público parece mal controlado. Varios proyectos ya implementados o en estudio, como aumentar el número de adultos por niño en guarderías, podrían aumentar el costo para las finanzas públicas en varios miles de millones de euros al año.
Una acogida que permite conciliar la vida laboral y familiar para la mayoría de los padres que trabajan
Se analizó la consecución del objetivo de conciliar la vida profesional y familiar según la situación profesional de los padres. Cuanto más trabajan los padres, más se benefician sus hijos del cuidado formal (hasta un 82% en el caso de que ambos trabajen), mientras que la tasa de actividad de las madres de niños pequeños disminuye con el número de hijos. Las empresas apoyan de diversas formas el regreso tras un permiso de maternidad o paternidad. El posible apoyo del empleador a través de una política de apoyo a la paternidad está vinculado a la necesidad de atraer y retener a los empleados en edad de tener hijos. El desarrollo del teletrabajo ha abierto nuevas posibilidades en este ámbito. La licencia de maternidad concedida para los dos primeros hijos es corta en Francia, en comparación con otros países de la OCDE. En un contexto de escasez de profesionales de la primera infancia, una ampliación de un mes del permiso de maternidad y una mejor compensación por los cuidados parentales permitirían reducir la necesidad de cuidados formales en unas 105.000 cunas, con un coste neto de unos 710 millones de euros al año. año.