La estabilidad y la satisfacción dentro y fuera de la cancha siguen siendo una cuestión clave para el United.
La repentina salida de Dan Ashworth como director deportivo se produce en un período en el que la moral del personal se ha desplomado en medio de despidos y una campaña de reducción de costos, mientras que el nuevo entrenador en jefe Amorim una vez más hizo múltiples cambios en su once inicial.
Y en una tarde sombría en Pilsen, al United le tomó más de 30 minutos ofrecer una amenaza genuina en una primera mitad sin incidentes.
Incluso entonces, el tiro raso de Fernandes desde 25 yardas fue cómodamente rechazado por el portero local Martin Jedlicka.
Que el Manchester United se quedara atrás no fue ninguna sorpresa en una campaña que hasta este encuentro había cosechado dos victorias de sus cinco primeros partidos y contra oponentes que no habían perdido en casa desde marzo.
No fue ni mucho menos el único error de juicio de Onana, cuya irregular forma hace 12 meses fue un factor importante en el pésimo desempeño del club en la Liga de Campeones, cuando quedaron eliminados de la competición en la fase de grupos.
Una salida temprana desde su línea para reclamar un balón en el área penal sólo logró que estrellara al mediocampista del United Casemiro, que cumplía su partido número 100 en una gran competición europea.
Con Marcus Rashford y Joshua Zirkee ineficaces en ataque, la intensidad y la suerte del United solo cambiaron cuando Hojlund, Mason Mount y Antony entraron en la refriega.
El movimiento de Mount sin balón y la voluntad de Hojlund de correr detrás le dieron al juego de ataque previamente estático del United una nueva dimensión.
El centrocampista inglés Mount estuvo dos veces cerca de marcar y ambos intentos fueron bien detenidos por Jedlicka.
Al final, la presencia de Hojlund rescató a su equipo de una derrota potencialmente vergonzosa y aseguró su primer triunfo a domicilio en Europa en 20 meses.
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