A él se unieron otros funcionarios monetarios de la zona del euro. La decisión se anunciará al mediodía, tras una reunión del órgano rector de la institución monetaria en Frankfurt. A pesar de un ligero aumento hasta el 2,3% interanual en noviembre, la inflación en la zona del euro sigue muy por debajo de la previsión del BCE del 2,6% para el cuarto trimestre. El escenario más probable es el de un recorte de tipos de 0,25 puntos porcentuales, como los anteriores, llevando el tipo de depósito, al que se refiere, al 3%.
Turbulencia política
Pero se podría considerar una caída de 0,5 puntos si las nuevas proyecciones económicas de la institución monetaria, publicadas el jueves, muestran “un fuerte deterioro del crecimiento y una rápida caída de la inflación”, estima Eric Dor, director de estudios económicos del IIESEG. Si se materializa, el cuarto recorte de tipos por parte del BCE desde junio amplificará el punto de inflexión alcanzado tras un período de ajuste monetario frente a una inflación elevada, ligada a la guerra en Ucrania y a la recuperación post-Covid.
También es probable que la agitación política que azota a dos de las principales economías de la zona del euro, Alemania y Francia, frene el crecimiento. A la espera de un sucesor en el cargo de Primer Ministro tras la caída del gobierno de Barnier, Francia, económicamente debilitada, se encuentra actualmente sin presupuesto para 2025, con un déficit público que se desploma este año hasta el 6,2% del PIB. El Ministro de Finanzas alemán, Jörg Kukies, sin embargo, se mostró tranquilizador y destacó la reacción “muy tranquila” de los mercados.
Si las condiciones de endeudamiento de Francia se deterioraran demasiado, el BCE podría actuar simbólicamente a través de su Instrumento de Protección de Transmisión, mediante recompras de deuda en el mercado, para evitar cualquier contagio a otros países. Alemania también se encuentra en medio de un período de incertidumbre. Además de la crisis industrial que atraviesa, se encamina hacia elecciones anticipadas en febrero, tras el colapso de la coalición del canciller socialdemócrata Olaf Scholz en octubre. Un retraso en la formación del futuro gobierno en Berlín complicaría aún más la recuperación de la mayor economía de Europa, debilitada por una desaceleración industrial que dura dos años y que ya afecta a sus socios.
Nuevas comunicaciones
También es preocupante el inminente regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, con la aplicación de una política proteccionista que podría frenar las exportaciones y, por tanto, el crecimiento de la zona del euro. En Estados Unidos, la inflación se aceleró en noviembre, hasta el 2,7% a tasa anual, lo que generó temores de que la curva se mantuviera en esta trayectoria. Lo suficiente como para complicar la tarea del Banco Central americano (FED) que se reunirá la próxima semana.
Se espera que la presidenta del BCE, Christine Lagarde, explique el jueves “que los datos recientes refuerzan la confianza en que la inflación avanzará hacia el objetivo del 2% de manera sostenible”, espera Holger Schmieding, economista de Berenberg. La elevada incertidumbre ha llevado al BCE desde hace meses a fijar su rumbo en base a datos y reunión a reunión.