Mucho trabajo, por la calidad de su juego y la actitud sencilla con la que se desempeñó en la Luz, le dio el equipo de Guimarães al Benfica, que tenía banquillo y entrenador para garantizar los tres puntos.
Después de la derrota del Sporting en Moreira de Cónegos, las cuentas del Benfica, con la vista puesta en el título, debían pasar inevitablemente por la victoria sobre el V. Guimarães. Terminó consiguiéndolo, con mérito, pragmatismo y ansiedad a partes iguales. Mérito porque nunca se dejó deslumbrar por la ventaja y trató de mantener el equilibrio; pragmatismo porque en muchos momentos prefirió olvidar la nota artística, para evitar riesgos innecesarios; y ansiedad, porque, hasta el final, se enfrentó a un rival que nunca se rindió y luchó con valentía por al menos un punto.
Antes de entrar en la historia del partido y sus correspondientes matices tácticos, centrémonos en dos momentos trascendentes, muy ligados al resultado final: en el primero, en el minuto 64, Florentino estuvo lento en la cabeza del área, perdió el balón en una zona de tolerancia cero y, con Trubin ya derrotado, tuvo que ser Otamendi quien evitó, con la valentía de los grandes líderes, lo que hubiera sido el empate victoriano; en el segundo, en el minuto 77, tras un contraataque del Benfica por la izquierda, Pavlidis falló, haciendo que el balón pasara por encima del travesaño de la portería de Varela, manteniendo así al Estádio da Luz mordiéndose las uñas hasta el pitido final.
Pocas oportunidades
Bruno Lage y Rui Borges presentaron a sus equipos sistemas similares, los victorianos con un 4x2x3x1 que se transformó en 4x4x2, con la combinación de Samu y Nélson Oliveira, en la fase defensiva, y el Benfica, con un 4x3x3 base, que también se transformó en 4x4x2 en presión sobre el rival, con Aurnes cerca de Pavlidis. Pero pronto se hizo evidente que el equipo de Guimarães estaba en el punto de mira para discutir la victoria, desacomplejado y ágil, muy bien organizado sobre todo en el centro del campo, donde la falta de Kokçu quitó fluidez al juego rojo e inquietó a Florentino (quizás por el posicionamiento, muy parecido al tuyo, de Leandro Barreiro). Lo cierto es que la primera parte estuvo cerrada, sin grandes oportunidades y con sólo dos disparos, que dieron el gol de Arkturkoglu para el Benfica (29), tras la mejor jugada del partido de los reds, y un córner directo que Trubin se defendió, en apelación, con una paliza (14). Es cierto que la intensidad siempre fue alta, de lado a lado, pero faltó una mejor definición, a la hora de la verdad, por parte de ambos equipos.
El juego bancario
El Vitória empezó mejor que el Benfica en la segunda parte, y el equipo de Luz estaba inquieto tanto por la presión aún mayor de los forasteros como por la calidad de su salida de balón. Fueron más de 20 minutos en los que el empate fue entre las redes rojinegras, Leandro Barreiro se convirtió definitivamente en un Florentino II, y la conexión entre sectores dejó de existir. Bruno Lage vio lo que todos veían, el Benfica en dificultades, e hizo lo que, aunque empezaba a generar dudas, mejoró a su equipo. Para defender mejor -y mire cómo es el fútbol- en el minuto 67 sacó a un centrocampista defensivo (Leandro Barreiro) y puso en juego a un centrocampista ofensivo, Amdouni, haciendo que Aursnes se replegara al doble pivote con Florentino y con eso, no sólo empezó a dificultarle el pase al Vitória, además de crear mayor consistencia en el mediocampo. Del otro lado, Rui Borges refrescó al equipo, lugar por lugar, para mantener la intensidad alta, pero lo cierto es que el Benfica, donde Carreras, después de una primera parte dolorosa, subió en rendimiento, reequilibró las operaciones. Ante la ventaja tangencial, Lage (78) dio más oxígeno a la delantera (Pavlidis por Arthur Cabral) y mayor capacidad defensiva por la izquierda (Arkturkoglu por Beste). El eslabón más débil defensivo del Benfica, en el tramo final, fue Di María, bien compensado por Florentino y Bah, que dejaron de avanzar en el campo, y las llegadas de los victorianos Arcanjo y João Mendes (86), ya no aportaron nada nuevo. a un partido en el que el Benfica, que había vencido a Luz con cierta regularidad, mostró un rostro maduro, capaz de enfriar el partido, y tuvo cabeza para aguantar los tres puntos.
El técnico del Benfica habló con BTV tras la victoria contra el V. Guimarães (1-0)
En conclusión, sin que se tratara de un espectáculo de gran nota artística, en el campo se presentaron dos equipos altamente competitivos, lo que mantuvo el ritmo cardíaco de los aficionados siempre alto. Dada la buena organización de ambos equipos, el equipo con jugadores de mayor calidad se impuso, y supo capturar los mejores momentos del partido, con la jugada que dio la victoria al Benfica en lo más alto de la clasificación.