Existe una grave falta de confianza entre los dos bandos y ninguna de las tribus está dispuesta a cumplir las órdenes gubernamentales de cesar las hostilidades.declaró a la AFP un responsable gubernamental del distrito de Kourram, que pidió el anonimato.
Informó de dos muertes en el lado suní y de 11 en el lado chií, dos corrientes de la religión musulmana.
Más de 50 personas resultaron heridas, añadió el funcionario, mientras los combates continuaban el sábado por la mañana.
Pakistán es un país predominantemente sunita, pero el distrito de Kourram, en la provincia de Khyber-Pakhtunkhwa, en la frontera con Afganistán, tiene una gran comunidad chií.
Se ha iniciado un ciclo de represalias, con armas ligeras o pesadas, desde que una decena de atacantes dispararon hace diez días contra dos convoyes de familias chiítas escoltadas por la policía en la región.
Murieron más de 40 personas, incluidos niños.
En respuesta, chiítas armados llevaron a cabo redadas en aldeas suníes y quemaron cientos de tiendas y viviendas. Los sunitas respondieron con fuego.
Las tribus han estado resolviendo sus disputas de esta manera durante décadas.
El gobierno regional anunció el domingo pasado una tregua de siete días, pero los enfrentamientos se reanudaron el lunes, antes de que el miércoles concluyera una nueva tregua de diez días que tampoco se mantuvo.
La policía informa que muchas personas quieren huir de la zona debido a la violencia, pero el deterioro de la situación de seguridad lo hace imposible.explicó el funcionario del gobierno de Kourram.
Al confirmar el número de muertos, 124, un funcionario de seguridad en Peshawar, la capital regional, lamentó queNinguna de las medidas iniciadas por el gobierno provincial se ha implementado plenamente para restablecer la paz..
Se teme que haya más víctimasdijo, solicitando también el anonimato.
La policía lucha regularmente por sofocar la violencia en Kourram, que formaba parte de las antiguas áreas tribales semiautónomas de Pakistán hasta que pasó a formar parte de Khyber-Pakhtunkhwa en 2018.
Según la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, 79 personas murieron en actos de violencia comunitaria en la región entre julio y octubre.
El conflicto, alimentado por diferencias religiosas, frecuentemente se reaviva por disputas sobre la propiedad de la tierra en esta provincia montañosa.