La Primera Dama sigue confirmando sus credenciales en moda esta temporada. Visto visitando las obras de la catedral de Notre-Dame de París junto al presidente Emmanuel Macron, causó una fuerte impresión al optar por un abrigo elegante.
A sus 71 años, Brigitte Macron es un auténtico camaleón de la moda. La Primera Dama de Francia revela regularmente siluetas femeninas elegantes y cuidadas, sin jugar necesariamente la carta de la sencillez. Radiante tanto con un vestido trapecio entallado como con un traje de líneas impecables, confirma, día tras día, que el estilo no es una cuestión de edad. Ya el jueves 28 de noviembre hizo chisporrotear los flashes de los fotógrafos y se puso un vestido negro con aberturas, mangas largas y cuello redondo. Una modelo de alta costura que dejaba al descubierto sus piernas estrechas y realzadas con pedrería que se dejaban ver en su hombro izquierdo. Con un espíritu esta vez más casual, apareció este viernes 29 de noviembre ataviada con un elegante conjunto y un abrigo elegido en una tonalidad sorprendente que iluminaba su rostro bronceado.
Brigitte Macron, junto a la presidenta de la República, Valérie Pécresse, y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, visitó esta mañana las obras de construcción de la catedral de Notre-Dame de París. Un viaje destinado a agradecer a todos los donantes y trabajadores que trabajaron duro para reconstruir el monumento tras el terrible incendio del 15 de abril de 2019. Y para honrar a “la anciana” antes de su reapertura oficial, el 7 de diciembre de 2024, Brigitte Macron. Se abandonó a una silueta clásica y modesta. De hecho, se puso un jersey de cuello alto de punto fino color crudo que metió delicadamente dentro de unos pantalones de traje negros acampanados. Base que luego embelleció con un grueso pañuelo en los mismos tonos que su top y un sublime abrigo color marfil que lo cubrió todo. Un tono particularmente popular entre las cabezas coronadas y las figuras políticas, el blanco se asocia históricamente con la pureza, la sabiduría y el conocimiento. Es la alternativa más suave al negro y al azul marino, colores generalmente reservados para eventos formales.
¿Por qué vestir de blanco en invierno?
A diferencia del negro, el blanco tiene la particularidad de reflejar la luz, lo que ayuda a contrarrestar el grisáceo de la temporada invernal. Usar variaciones de blanco (como crudo, marfil e incluso crema muy claro) agrega la cantidad justa de luminosidad y frescura a tu atuendo. Cualidades que pueden dar una impresión de ligereza a toda la silueta, en contraste con la austeridad de las tonalidades más oscuras. El blanco también sería apreciado por sus “virtudes rejuvenecedoras”, porque tendría el mérito de aportar cierta suavidad al rostro. Al usar prendas inmaculadas, como un abrigo, un suéter o pantalones bien cortados, la mirada parece menos severa, los rasgos menos dibujados, como iluminados. Una fórmula que, por efecto óptico, te hará parecer más joven. Ten en cuenta que el blanco capta los reflejos de la piel y el cabello de forma natural, aportando una luminosidad que te aporta instantáneamente un brillo saludable. Y si Brigitte Macron ya es una gran admiradora de ellos, eso sin contar a Kate Middleton o Meghan Markle, quienes también suelen confiar a diario en prendas deslumbrantes.
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