Un año y medio después de su aprobación, la Asamblea Nacional aún no ha decidido aumentar la edad de jubilación a 64 años. El último intento de derogar la reforma de 2023, durante el “nicho” parlamentario anual de Francia Insumisa (LFI), el jueves 28 de noviembre, fracasó en la sesión ante una obstrucción efectiva por parte de los grupos de la coalición presidencial y de la derecha.
Desde la mañana quedó rápidamente claro que los diputados no tendrían tiempo de llegar a una votación antes de medianoche, hora en la que finaliza la jornada de iniciativa de un grupo, estando presentes los representantes macronistas electos del Palacio Borbón y sus aliados para defender varios centenares de enmiendas.
En este contexto, la proximidad de las doce campanadas de medianoche electrizó repentinamente a todos, alrededor de las 22:30 horas, mientras la izquierda exigía una vez más la retirada masiva de enmiendas para autorizar una votación. Durante la suspensión de la sesión, se produjeron varios altercados en el hemiciclo: Nicolas Turquois (MoDem, Viena) provocó a Mickaël Bouloux (Partido Socialista, PS, Ille y Vilaine). Será necesaria la intervención física del presidente del grupo MoDem, Marc Fesneau (Loir-et-Cher), para que su adjunto dimita. Lo mismo ocurrió unos minutos más tarde contra Antoine Léaument (LFI, Essonne).
Leer también | Artículo reservado para nuestros suscriptores. Reforma de las pensiones: el proyecto de ley derogatorio presentado por LFI, examinado este jueves en la Asamblea, se ve comprometido por una avalancha de enmiendas
Leer más tarde
Esta secuencia fue el símbolo de una jornada en la que la Asamblea Nacional repitió, de forma acelerada, uno de los momentos más destacados de la legislatura anterior. Pero con una distribución de roles parcialmente invertida. Para intentar frustrar la estrategia de diluir la coalición gubernamental, los “rebeldes” hicieron primero un voto de silencio, esperando limitar los discursos en el hemiciclo a uno por enmienda, sin éxito. En el banquillo, el ponente, Ugo Bernalicis (Norte), también limitó sus intervenciones de opinión a unas concisas “obstrucción, desfavorable”.
Los diputados que apoyan la reforma han justificado, casi siempre, su actitud por los precedentes del LFI durante los debates de 2020 y 2023, donde se presentaron miles de enmiendas. Los funcionarios electos “rebeldes” y de izquierda no tuvieron palabras lo suficientemente duras: “métodos de matones”, “obstrucción grosera”, “obstrucción contra el pueblo”incluso lanzó Mathilde Panot (Val-de-Marne), presidenta del grupo LFI, quien justificó su propia práctica por el hecho de que ella habría sido, “para el pueblo”. “De hecho, has demostrado que cuando estás en la oposición tu comportamiento no es muy diferente al que has denunciado”señaló Olivier Faure (PS, Sena y Marne). Es “La fábula del aspersor regado”respondió Philippe Vigier (MoDem, Eure-et-Loir), con motivo de una de las innumerables cuestiones de orden.
Te queda el 55,55% de este artículo por leer. El resto está reservado para suscriptores.