Había mucha expectación por el regreso del fútbol de clubes, pero quizás el partido Bayern-Augsburgo no fue la mejor manera de empezar el fin de semana. Un encuentro lento y pesado donde sólo un destacado Kane y un penalti salvaron a los bávaros de perder puntos.
La primera mitad fue una auténtica fiesta de siesta, con un equipo completamente encerrado en su campo (y a menudo en su área), contra otro que luchaba por encontrar profundidad, ritmo o inspiración entre sus atacantes. Augsburgo dejó claro desde el principio que su plan de juego era defender, abandonando por completo cualquier intento de jugar en el césped de Allianz, con todo el equipo retirado de forma compacta en un intento por evitar encajar goles.
Ante este bloqueo defensivo, el Bayern necesitaba encontrar soluciones para romper la sólida defensa visitante en la undécima jornada de la Bundesliga. Se podría pensar que con todo el talento a su disposición sería fácil encontrar huecos, pero eso estaba lejos de ser el caso. Había poco ritmo, poca profundidad y poca verticalidad. Un equipo muy plano que sólo podía crear peligro en incidentes aislados, sin asediar al cómodamente situado Augsburgo.
Leer más:
Kane se instala como héroe del hat-trick en la triunfal victoria del Bayern sobre el Augsburgo
Harry Kane estuvo completamente ausente, al igual que Coman y Olise. El que más lo intentó fue Musiala, pero también le faltó inspiración. Demasiado tiki-taka contra una defensa bien organizada. Por momentos, parecía como si estuvieran tratando de llevar el balón a la red. Todo cambió en la segunda mitad.
La segunda parte comenzó con un claro cambio de mentalidad para el Bayern de Múnich. En lugar de buscar combinaciones en el área, empezaron a realizar centros y disparar desde lejos. En los primeros diez minutos tuvieron más ocasiones que en toda la primera parte. No fue por casualidad. Los balones laterales causaron muchos problemas al Augsburgo, que siguió manteniendo su plan de juego.
Leer más:
Un verdadero Lutzinger
Fue en una de esas jugadas cuando el Bayern marcó, con un balón al segundo palo que pegó en un brazo. El árbitro no lo vio, pero el VAR sí. Harry Kane aceleró y, con el empeine, envió el balón directo a la esquina superior. Labrovic hizo algunas buenas paradas, pero no se le pueden pedir más milagros. A partir de ese momento, los locales gestionaron el partido a su propio ritmo, moviendo el balón de un lado a otro sin que la presión del marcador les pesara en el cuello. Augsburgo, en lugar de reaccionar, se apegó a su plan de juego.
Sólo destellos de Musiala, que sacaba magia de sus bolsillos, amenizaron los compases finales del partido. Justo cuando parecía que todo estaba listo para una victoria rutinaria, un giro inesperado hizo que la actuación de Kane pasara de ser ordinaria a ser memorable. Estaba a punto de marcar cuando Schlotterbeck detuvo su disparo. Una vez más el árbitro falló, pero intervino el VAR. Fue a revisarlo y, efectivamente, señaló el penalti. Si en el primer penalti encontró la red en la esquina izquierda de la portería, en el segundo la colocó cuidadosamente en la parte inferior izquierda. A él no le importa; todas sus penas van a entrar.
Leer más:
El triplete estelar de Kane impulsa al Bayern a ganar 3-0 al Augsburgo
Justo cuando parecía que el juego estaba llegando a su fin, Kane tenía un as bajo la manga. Un balón largo por encima de la defensa y, ya fuera un control intencionado o un disparo mal sincronizado, se detuvo bruscamente. El portero venció y todo lo que tuvo que hacer fue cabecear, creando lo que resultó ser una auténtica obra de arte. Tres más se sumaron a su cuenta y tres más a la clasificación para mantenerlos en la cima mientras continúan su búsqueda por recuperar la Bundesliga. El Augsburgo, que no pretendía atacar y lo consiguió pero quiso defender, acabó encajando tres. Una mala y aburrida estrategia que, para colmo, les salió por la culata. En cuanto al Bayern, lento y falto de ideas, pero con un delantero que brilla en esos días. Con Harry todo es posible.