TRIBUNA
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La Academia Francesa acaba de poner en línea la novena edición de su diccionario, publicado el 13 de noviembre. Una visión anticuada de la lengua y un método de trabajo obsoleto, denuncia el Colectivo de lingüistas consternados.
La Academia francesa, creada en 1635 por Richelieu, acaba de publicar el cuarto volumen de la novena edición de su Diccionario, noventa años después de la anterior, y lo acoge en un dossier de prensa que no dice nada ni de todos los diccionarios ya disponibles ni de todos los diccionarios en los que ella se basó directamente para escribir el suyo. El sitio de los diccionarios de la Academia reúne ahora las nueve ediciones completas y permite consultar fácilmente su evolución (las nuevas palabras de cada edición, los cambios de significado y los numerosos cambios ortográficos hasta la séptima edición, la de 1878). Este sitio ha sido creado en parte a partir de los distintos volúmenes del Diccionario informatizado por el laboratorio de lingüística Atilf (Universidad de Lorena, CNRS). Es útil para cualquier persona interesada en la historia de la lengua francesa, su vocabulario y su ortografía. Saludamos sin reservas esta labor informática de gran utilidad pública. Pero la Academia no tiene nada de qué enorgullecerse.
Digámoslo de inmediato: el trabajo actual de la Academia sobre este diccionario ya no tiene sentido, ni desde el punto de vista económico ni científico. Los académicos no tienen las habilidades técnicas y científicas para crear dictados.
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