Estar ahí o no estar ahí, esa es la cuestión. Si decenas de miles de espectadores respondieron negativamente, a diferencia de los presidentes de la República y de la región, a Didier Deschamps y sus tropas no les queda otra opción que enfrentarse a las de Israel. “Nos hemos asegurado de preparar este partido con la mayor normalidad posible, pero en todo el grupo nadie puede ser insensible al contexto que es pesado y pesado”resumió Didier Deschamps el miércoles en una rueda de prensa previa al partido, en perfecta sintonía con N’Golo Kanté unos minutos antes: “Sabemos que representamos a la selección francesa, no nuestras opiniones personales. Daremos lo mejor por la camiseta. Me duele ver lo que está pasando allí y espero que mejore. »
El boicot ya no es (¿lo fue alguna vez?) relevante, por lo que los deportistas tendrán que aceptar sus objetivos deportivos en medio de un conflicto en curso en otro continente, pero con repercusiones internacionales. A las 20:45 en punto tendrás que ajustarte los pantalones cortos, cantar La Marsellesaestrecharnos la mano y jugar. Dicho esto, como hace un mes en Budapest contra el mismo oponente. Excepto que en casa y una semana después de los graves incidentes ocurridos en Amsterdam, el decoro es un poco desestabilizador. Además de los asientos vacíos, se trata de un dispositivo de seguridad excepcional, ya claramente visible la víspera del partido, el 13 de noviembre. “una fecha triste también para nosotros con lo ocurrido en 2015”afirma Deschamps, que supervisará el regreso de los ‘bleus del fútbol’ a su jardín del Stade de France, 16 meses y 26 días después de su última actuación. ENTONCES “Tendremos que adaptarnos”como dice Deschamps, ya cansado.
Menos Mbappé, más Kanté
Pero como no tienen los medios para detener una guerra, estos Azules sin casco tienen dos misiones que cumplir este mes de noviembre. Uno: validar su presencia en los cuartos de final de la Liga de las Naciones con una victoria y viajar a Milán el próximo domingo con tranquilidad. Dos: reorientar las discusiones sobre el terreno. Porque es su trabajo. Porque es también este partido el que este equipo francés se ha perdido demasiado en un año 2024 que sólo habrá enfadado aún más el corazón de la afición. La culpa en particular la tiene una Euro jugada con el freno de mano, las salidas de caras conocidas de Griezmann y Giroud, y el giro que ha tomado la historia entre Kylian Mbappé y su selección.
A la espera de que el capitán regrese con mejores auspicios, es el mayor y uno de los dos últimos campeones del mundo de esta lista quien tomará el brazalete. N’Golo Kanté, 33 años y todos sus dientes, sabe que no es el más hablador, pero sólo tiene un deseo: “saborear”. Disfruta de un regreso a la selección, el que se había perdido el último salto por lesión. Saborea el hecho de jugar partidos internacionales que, aunque se multipliquen como pan caliente, deben seguir siendo un logro deportivo. Disfruta también de la oportunidad de liderar una nueva generación de jugadores en busca de puntos de referencia y trucos. Preguntado por la ausencia del madrileño, el centrocampista del Al-Ittihad arrasó: “Lo que importa son los jugadores que están ahí. »
Desafíos en todos los niveles
Cada uno de estos 23, por su simple presencia en este cambiante equipo francés, tiene una carta que jugar. Se debe fijar una bisagra central; Lucas Chevalier tiene un lugar que hacer en el grupo de porteros; Los novatos de octubre Michael Olise y Manu Koné tendrán que confirmar; Jules Koundé puede validar definitivamente su título de mejor tricolor del año; los habituales suplentes como Jonathan Clauss, Lucas Digne, Mattéo Guendouzi seguramente podrán expresarse; Adrien Rabiot y Kingsley Coman tienen que asumir un nuevo estatus de veteranos; Bradley Barcola, Christopher Nkunku y Marcus Thuram tendrán que asumir sus responsabilidades ante la ausencia de los titulares Dembélé y Mbappé. En resumen, no faltan temas. ¿Y luego? Y luego Kolo Muani. Máximo goleador de los ‘bleus’ durante el año natural con 6 goles en 14 partidos, el parisino sólo ha tenido 45 minutos de juego desde el último encuentro. Como Giroud en el Chelsea, el delantero conserva la confianza de su entrenador, quien, si lo sabe, «cno es ideal»Se niega a involucrarse en lo que está pasando en el PSG. ¿Pero por cuánto tiempo más? Didier Deschamps lo sabe: hay zonas de turbulencia que no podemos evitar para siempre.
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