En Francia, donde los partidos de derecha e izquierda constatan al unísono la devastación causada por el crecimiento del narcotráfico, el gobierno sigue, como lo ha hecho durante treinta años, optando por una política centrada en la represión, a pesar de los resultados no concluyentes.
La droga nunca ha circulado tanto en el país: el volumen de negocios del tráfico se estima entre 3.500 y 6.000 millones de euros al año, una cantidad que alimenta el deseo de muchas bandas rivales que libran una sangrienta guerra territorial.
Para frenar el fenómeno, el ministro del Interior, Bruno Retailleau, abanderado de la extrema derecha, y el ministro de Justicia, Didier Migaud, de izquierda, se encuentran el viernes en Marsella, donde se celebran los ajustes de cuentas entre los narcotraficantes. particularmente mortífero, con 49 muertes en 2023 y la participación de jóvenes de 14 a 15 años como sicarios.
Objetivo f: presentar un nuevo plan de lucha que debería retomar y reforzar las propuestas de un informe senatorial sobre el impacto del tráfico de drogas.
El ministro del Interior, Bruno Retailleau, prometió un “guerra” largo y despiadado contra el narcotráfico, en particular aprobando una ley a principios de 2025, evocando incluso una “mexicanización” del país.
“Si no hacemos nada, podríamos convertirnos en un narcoestado”. opina Etienne Blanc, senador de Les Républicains, el partido de Retailleau, y coautor del informe publicado en mayo.
Denuncia un “violencia sin límites”tiroteos en las calles o incluso casos de corrupción entre funcionarios públicos: empleados, funcionarios de aduanas, gendarmes.
Esta semana, un chico de 15 años que recibió un disparo en la cabeza durante un tiroteo relacionado con drogas en Poitiers, en el oeste de Francia, murió a causa de sus heridas.
“Totalmente represivo”
“Hay una atmósfera general de represión. Si no adaptamos las sentencias, no resolveremos los problemas. Cualquier otro discurso es inaudible. La violencia llama a la violencia”. lamenta, sin embargo, un magistrado que trabaja en el tema desde hace mucho tiempo.
Lamenta la ineficacia de las operaciones “Place Net XXL”, lanzadas durante el gobierno del ex Ministro del Interior, Gérald Darmanin, y que tenían como objetivo purgar los lugares de tráfico de drogas con fuertes refuerzos policiales y medios de comunicación.
De “decoración de escaparates”, comenta este magistrado. “Es como perseguir palomas, no las elimina”.
Por su parte, los senadores Etienne Blanc y Jérôme Durain (socialista) proponen en su informe convertir la Oficina Antinarcóticos (Ofast) en una “DEA a la francesa”, que lleva el nombre de la agencia federal estadounidense.
“Existe una terrible desproporción entre los recursos de los traficantes (y los de) la policía y la justicia francesa”observa Jérôme Durain, para quien Francia debe “reaccionar inmediatamente”.
Persiguiendo a los consumidores
Otro caballo de batalla de Bruno Retailleau: la demanda. Mientras Alemania se ha comprometido a legalizar el cannabis recreativo este año, al igual que Malta y Luxemburgo, y otros países europeos (España, Portugal, Países Bajos) son más tolerantes con su consumo, el ministro francés quiere abordar la cuestión “cultura de la banalización” drogas.
“Fumarse un porro o tomar un trago de coca significa tener las manos manchadas de sangre”insiste el señor Retailleau. Sin embargo, la culpa puede resultar contraproducente, señala Catherine Delorme, presidenta de la Federación de Adicciones, que reúne a los profesionales del sector.
“Cuanto más se estigmatizan las conductas, más se desalienta a las personas a acudir a lugares de apoyo” o reducción del riesgo, subraya, lamentando que “el presupuesto de represión ha aumentado un 78% desde 2018 mientras que el de prevención y atención ha disminuido un 2,37%.
Después de 30 años de política centrada en la represión, el cannabis sigue siendo la droga ilícita más consumida en Francia y su distribución ha seguido aumentando.
Su tasa de experimentación aumentó del 12,7% en 1992 al 50,4% en 2023, es decir, uno de cada dos adultos, aunque su consumo regular se mantiene estable desde hace 10 años, según muestra un estudio del Observatorio francés de las drogas y de las tendencias adictivas (OFDT) publicado en junio .
Al mismo tiempo, el consumo de cocaína se disparará en 2023 en Francia, donde uno de cada diez adultos ya la ha consumido al menos una vez en su vida, señala la OFDT.