La Reserva Federal (Fed) ha decidido, como se esperaba, bajar sus tipos oficiales en 25 puntos básicos, hasta el rango del 4,5-4,75%. El banco central ha marcado claramente el terreno desde la reunión de Jackson Hole de finales de agosto, aunque sorprendió las expectativas del mercado al realizar un recorte inicial de 0,5 puntos porcentuales en septiembre. Y el consenso del mercado espera una segunda caída de 0,25 puntos porcentuales en diciembre, lo que la convierte en una caída total de 1 punto porcentual en 2024.
Sin embargo, tras la clara victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales (con una probable mayoría en el Congreso), y con cifras macroeconómicas bastante al alza, el camino parece menos claro en los próximos meses en cuanto al ritmo de descenso de los tipos .
Tensiones en el mercado de bonos
Sobre todo porque los tipos estadounidenses a largo plazo aumentaron significativamente después de las elecciones, trepando hasta el 4,4%. Habitualmente, los tipos a largo plazo tienden a bajar cuando la Fed baja sus tipos clave, pero el contexto particular del regreso de Donald Trump al poder podría hacer que el tipo a 10 años suba hacia el 5%, en un escenario similar a lo que ocurrió en 2016.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, blanco de críticas recurrentes al próximo presidente de Estados Unidos, intentará sin duda mostrarse indiferente a la política. Donald Trump claramente cuestiona la independencia del banco central y convierte a Jerome Powell, a quien nombró, en uno de sus motivos favoritos (junto con Gary Gensler, el jefe de la SEC, que se resiste mucho a las criptomonedas). El gran financiero tendrá que arreglárselas hasta el final de su mandato en 2026.
El punto de atención del banco central será, por tanto, la fortaleza de la economía estadounidense, que ya supera su crecimiento potencial (estimado generalmente en un 2%-2,5%), y la buena trayectoria de la inflación. Lo cierto es que la Reserva Federal está convencida de que su política monetaria sigue siendo restrictiva, lo que deja un buen margen para actuar y volver a bajar sus tipos en 2025. Lo que debería complacer al nuevo presidente que asumirá el cargo el 20 de enero de 2025.