Rothstein es un demócrata convencido, aunque toda su familia en Estados Unidos es partidaria de Trump: “No se puede hablar de política con ellos, son miembros del culto a Donald Trump”, cree.
Aunque Rothstein vive en Bruselas, tenía muchas ganas de votar.
“Las reglas que rodean la votación difieren según el estado”, cuenta su historia. “Un ciudadano de Pensilvania no puede votar por correo, pero debe hacerlo. Por eso envié mi voto a través de un servicio de mensajería hace un mes. Eso me costó dinero, pero creo que es importante”.
Para Rothstein, votar uno mismo no es suficiente, también cree que es importante animar a otros a acudir a las urnas: “Cuando me enteré de que Kamala Harris se convirtió en candidata presidencial, me registré en Demócratas en el Extranjero de Bélgica para apoyar su campaña”.
Llamó a más de cuatrocientos estadounidenses, conocidos en la organización como demócratas, pero que actualmente viven en Europa, para animarlos a emitir su voto.
Pero Rothstein también llamó a los residentes de su propio estado de Pensilvania, cuyas inclinaciones políticas no conocía de antemano: “No he tratado de convencer a la gente de que vote por Harris, sino de entusiasmarlos con las elecciones en general. Creo que Es especialmente importante que la gente utilice su voz”.
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