Manuel Pellegrini abordó el asunto, afirmando que en su opinión, el valor de la victoria equivale a seis puntos, pero eso no significa que tendrá un impacto definitivo en mayo durante el conteo final. La evidencia radica en el hecho de que desde 2020, cuando el entrenador chileno tomó las riendas del equipo andaluz, el Athletic solo ha terminado más arriba en la clasificación una vez, la temporada pasada, mientras que el Betis ha sufrido derrotas en diez de sus últimos once visitas a San Mamés.
En el encuentro más reciente, el triunfo del Athletic llegó tras remontar un déficit de dos goles, lo que desencadenó un impacto positivo inmediato, convirtiéndose en la señal de partida para un ascenso que no cesaría hasta que concluyó el calendario. El Athletic terminó en quinto lugar, dejando al Betis once puntos atrás en séptima posición. Este año, en su duelo particular, ambos equipos se encuentran compitiendo en Europa. Sin embargo, para el Betis, esta circunstancia ha sido castigadora, ya que han jugado dos partidos más, incluyendo uno esta semana, un encuentro de Copa donde derrotaron fácilmente a Gévora con un marcador de 1-6. Este partido no alteró significativamente los planes de Pellegrini, permitiéndole descansar a jugadores clave.
Dos factores deben ser considerados antes del choque de hoy. Por un lado, las dificultades del Athletic contra el Slavia de Praga, Mallorca y Girona han sido evidentes. Parecen estar enfrentando problemas para gobernar el juego y les falta inspiración en ataque. Es como si de repente sintieran el peso de su agenda, y su estilo anteriormente vertiginoso, vertical y fluido se ha desvanecido o deteriorado. El otro aspecto a destacar es la mejora gradual de un Betis que logró una prestigiosa victoria sobre el Atlético de Madrid el fin de semana pasado.
Pellegrini afirmó que la primera mitad contra los hombres de Simeone fue la mejor exhibición que ha presenciado durante su tiempo en la capital andaluza. Fue una actuación única de agresividad, aplicando presión incesante en el territorio del oponente. El Villamarín estaba electrizante, y los jugadores terminaron exhaustos, pero esa es la dirección que está tomando el nuevo enfoque. Con Fekir transferido y Isco, William y Lo Celso marginados por lesiones—jugadores clave que suelen dictar el tempo—el equipo ha adoptado un perfil más combativo.
Este equipo del Betis sale a morder desde el frente, con Chimy Ávila y Vitor Roque, dos molestos genuinos listos para dejar su huella. Cardoso y Altimira los apoyan desde unos metros atrás, proporcionando equilibrio y solidez en el medio campo. Cabe destacar la capacidad de Abde para romper defensas, la inteligencia de Fornals y las continuas incursiones de los laterales que contribuyen a su juego. Los defensores centrales pueden ser la parte menos confiable del equipo, con buena distribución de balón pero careciendo de determinación.
En resumen, hay amplias razones para esperar dificultades. Inicialmente, no sería sorprendente ver un partido incómodo, probablemente lleno de cambios en el control y acción en ambas áreas de penalti. Una prueba significativa para el equipo de Ernesto Valverde que parece cauteloso tras revisar imágenes de sus oponentes. Aunque no lo ha declarado abiertamente, es consciente de que el Athletic necesita responder y retomar el camino, muy parecido a cómo estaban hace unas semanas.
Está dispuesto a introducir varios ajustes en el once inicial, al menos un par en la línea defensiva: De Marcos podría entrar por Gorosabel, y Vivian podría reemplazar a Yeray, o incluso a Paredes. En el medio campo, no sería sorprendente ver a Prados asociándose con Galarreta, dejando a Jauregizar en el banquillo. En ataque, persisten las dudas sobre la continuidad de un Guruzeta apagado, aunque el delantero ha resurgido en ocasiones similares antes. Berenguer espera en el banquillo y también podría ocupar el lugar de Iñaki Williams, quien actualmente lleva más carga que nadie, como se indica en Son Moix.