La Juventus vuelve a ser Juventus, gana en Udine y vuelve a empezar. Teniendo en cuenta el clima de los últimos días y el empate en casa contra el Parma, el viaje a Friuli podría haber resultado una trampa. En cambio, la reacción de la Dama (ayer de amarillo) llegó a tiempo: carrera siempre bajo control, gran aplicación y quinto éxito en el campeonato. Nada maravilloso ni inolvidable, fíjate: pero se necesitaba una señal y llegó una señal.
Al final, a pesar de las sensaciones de la víspera, Thiago Motta sigue confiando en Vlahovic y desempolva a Kalulu junto a Gatti en defensa, el Udinese deja sentado a Lucca y pide a Davis y Thauvin que ataquen lo antes posible. La Juve es mala en el buen sentido del término: nunca retira el pie y las entradas en todas las zonas del campo son casi todas suyas. Los friulanos luchan, Weah y Savona recorren el flanco derecho, convirtiéndose en territorio de caza, Thuram se impone físicamente y a los pocos minutos estuvo a punto de marcar, pero no acertó (“Me gustó mucho, él conduce el balón y todo el equipo estuvo bien» dirá Motta). También está Yildiz, que como estaba previsto sale por la izquierda para favorecer la inserción de los centrales: otra vez Thuram – le agradece, se mete en el centro del área y pega al segundo palo con un zurdazo que termina en en la red tras ser carambola en la espalda de Okoye. Ventaja merecida, aunque Davis luego ponga a prueba los reflejos de Di Gregorio: los bianconeri friulanos, sin embargo, parecen ligeros para oponerse a una Dama enojada que busca los tres puntos con la ferocidad del gran equipo. Resultado: el Udinese pierde un balón en el centro del campo tras una jugada algo forzada desde el fondo, Yildiz pega al poste y un toque de Savona, que ya había acertado en Verona, da la victoria. En resumen, el resultado quedó congelado incluso antes de llegar al ecuador del partido: Davis vio entonces anulado el gol del 1-2 por un empujón a Gatti, el público se calentó pero los bianconeri no perdieron la compostura a pesar de tener retroceder en algunos momentos para contener el forzamiento del equipo local. Thiago Motta obtiene así las respuestas que buscaba: defensa de nuevo blindada tras los desastres de los últimos partidos (en la final, Lucca todavía remata de cabeza en el larguero), Koopmeiners en el campo como titular (cerca de marcar, en el tiempo añadido) y también el descanso previsto para Vlahovic.
El paso de Yildiz al centro del ataque, con Conceicaco y Weah en las bandas, también puede haber representado una prueba de futuro.
Ahora, regresemos a la Liga de Campeones con el partido fuera de casa en Lille: después de la victoria sobre el Stuttgart, será necesario retomar el viaje también allí.
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