La defensa de los New York Jets ocupó un lugar central el jueves por la noche, encabezando una victoria por 21-13 sobre los Houston Texans. La victoria rompió una racha de cinco derrotas consecutivas y supuso un impulso crucial para un equipo que luchaba por mantenerse con vida.
Con una incesante presión sobre los mariscales de campo, una cobertura disciplinada y una unidad cohesiva que obstaculizó a uno de los mariscales de campo jóvenes y prometedores de la liga, los Jets pueden haber encontrado su zona de confort jugando fútbol americano que prioriza la defensa.
Contra los Texans, la defensa de los Jets fue feroz, acumulando ocho capturas y manteniendo al mariscal de campo CJ Stroud huyendo toda la noche. Stroud, quien demostró su valía como mariscal de campo joven, estaba visiblemente nervioso al enfrentar una presión constante desde todos los ángulos, logrando solo 11 pases completos en 30 intentos.
Al interrumpir el ritmo de Stroud de manera efectiva, los Jets limitaron a Houston a una tasa de conversión de apenas 1 de 4 en la zona roja, lo que obligó a los Texans a conformarse con goles de campo en lugar de touchdowns en momentos cruciales. El tackle defensivo Quinnen Williams marcó la pauta desde el principio, logrando 1,5 capturas y registrando cuatro golpes de mariscal de campo, demostrando su capacidad para interrumpir jugadas en el medio y en el backfield.
Haason Reddick, que finalmente logró su impacto en su segundo juego desde que terminó su resistencia, fue fundamental para ayudar a establecer el ritmo.
Reddick ejerció ocho presiones en 32 jugadas de presión, una de las cuales resultó en media captura, la primera con el uniforme de los Jets.
La presencia de Reddick abrió la puerta a otros incondicionales defensivos como Williams, Micheal Clemons y Will McDonald, quienes explotaron la línea ofensiva de los Texans y contribuyeron a los problemas de Stroud. Micheal Clemons registró dos capturas esa noche y McDonald lideró la defensa con nueve presiones, demostrando que los Jets tienen una carrera de pases multifacética que puede mantener a cualquier mariscal de campo bajo presión.
La disciplina y la tenacidad fueron evidentes más allá de la presión sobre los mariscales.
La secundaria, liderada por DJ Reed y el safety suplente Jalen Mills, cubrió a los receptores de Houston, limitando las opciones de Stroud y obligándolo a retener el balón por más tiempo del que le hubiera gustado. Con Stroud fuera de balance y la ofensiva de los Texans incapaz de establecer un ritmo, los Jets controlaron el ritmo del juego, minimizando la necesidad de que su ofensiva hiciera mucho.
Una estrategia que dé prioridad a la defensa es la única forma sostenible para que los Jets sigan siendo competitivos en la AFC.
Si bien Aaron Rodgers ha demostrado ser una incorporación capaz y ocasionalmente sobresaliente, una defensa fuerte permite que la ofensiva ejecute su plan de juego de manera efectiva, lo que le permite a Rodgers sobresalir en sus puntos fuertes.
Al priorizar su defensa, los Jets pueden brindarle a Rodgers y a la unidad ofensiva un respiro muy necesario, aliviando la presión causada por las lesiones en la línea ofensiva y las continuas inconsistencias a lo largo de la temporada. Dejar que la defensa dicte el flujo del juego permite que la ofensiva juegue de manera más inteligente en lugar de más dura, minimizando la necesidad de jugadas de alto riesgo y reduciendo costosas pérdidas de balón.
A medida que avanza la temporada, la mejor oportunidad de los Jets para avanzar a la postemporada será apegarse a lo que funciona: dejar que su defensiva haga el trabajo pesado.
Al adoptar esta estrategia, los Jets pueden abrirse camino hacia el éxito esta temporada, permitiendo a Rodgers y a la ofensiva encontrar su equilibrio mientras la defensiva lidera la carga.