En un Japón que acaba de registrar por segundo año consecutivo el verano más caluroso desde que se establecieron los registros meteorológicos en 1894, se produce otra anomalía climática. A finales de octubre, la cumbre del monte Fuji, símbolo de Japón, permanece negra, sin nieve. Habitualmente, esta montaña con una altura de 3.776 metros sobre el nivel del mar se adorna con su manto blanco desde principios de octubre, como se ve al fondo de La Grande Vague de Kanagawa, famoso grabado de Hokusai.
“Este es un evento nunca observado desde que comenzaron los registros meteorológicos de este parámetro en 1984; es la primera vez que hemos tenido que esperar hasta noviembre para ver la cumbre del Monte Fuji blanca de nieve”, subraya el sitio japonés especializado en noticias climáticas Tanque.
¿Se debe este fenómeno al cambio climático? Según el diario Asahi Shimbun, La capa de nieve en el Monte Fuji tiende a aparecer cada vez más tarde. Sólo ocurrió el 26 de octubre de 1955 y en 2016. Este récord ya se ha superado.
“Sospecho que el calentamiento global es uno de los factores, aunque no sabemos las razones exactas” de este fenómeno, estima Mamoru Matsumoto, agente de la sucursal de la Agencia Meteorológica de Japón situada en Kofu, a 40 kilómetros al noroeste de la cumbre. Este se encarga específicamente de monitorear la cumbre para registrar sus nevadas, evento que supuestamente anuncia la llegada del invierno al país.
Según el sitio tanque, probablemente tendrá que esperar otra semana para ver la parte superior blanquear. Se pronostican lluvias para la mañana del 6 de noviembre. Combinado con temperaturas más frías, podrían convertirse en nieve al nivel de la cumbre.
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