Periodista
27 de octubre de 2024 (modificado a las 20:12) – MILÁN
Aviso a los navegantes: quien vio el Inter-Juve recuerda dónde estuvo y con quién. Ya sea en el estadio con su novia o en el restaurante con su familia, porque hacía casi 50 años que no se veían ocho goles en el derbi italiano. El empate 4-4 en San Siro es un canto a la diversión y al juego de esgrima. Jabs, floretes, estocadas, doblete de Zielinski y Yildiz, el primero en San Siro. Las ideas de Inzaghi y Motta siguieron un plano inclinado, entre altibajos, sobre todo en defensa. Para encontrar un Inter-Juve con tantos goles hay que remontarse a 1975: 6-2 para los bianconeri en la Copa de Italia. Sólo Antonio Conte sonríe, con +4 y +5 respectivamente sobre Inter y Juve. Los más felices de Italia.
ventaja
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El césped de San Siro tarda unos diez minutos en transformarse en una plataforma olímpica. Por momentos los nerazzurri retrocedieron, debilitados por los ataques de Conceicao, otras veces los bianconeri, golpeados por una construcción lenta y razonada. La Inter-Juve es un cruce de opuestos. El equipo de Motta es el cuarto equipo con más regateadores de la Serie A. El de Inzaghi es el último. Una cuestión de filosofías, de enfoques, de “modus Giocandi”. Y efectivamente el Inter hizo su primer movimiento del partido al cuarto de hora. En el minuto 14, Pavard se superpone por la derecha y centra el balón al centro del área, pero Danilo patea a Thuram. Pena. Zielinski va al punto, desplegado como creador de juego, y con un derechazo anota: 1-0. La Juve se retira.
regresar
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En este momento Motta casi sale al campo. Anima a su equipo, los vuelve a poner en línea y el empate llega gracias a un fuerte florete, combinado con una jugada decisiva: McKennie entre líneas. En el minuto 20, Cabal metió un bonito balón en el centro de los centrales nerazzurri. De Vrij, que salió antes para seguir a Cambiaso, se olvida del americano y éste aprovecha. Primero se cuela, luego sirve a Vlahovic delante de la portería y finalmente abraza a su compañero: 1-1, gol del serbio, el primero en San Siro. Inzaghi saluda al margen: otro gol encajado con una fuerte defensa. El material de las chaquetas rotas y en realidad está cerca. Al 5′ la Juve se adelantó y lo hizo gracias a un golpe del regateador: Conceicao superó a Mkhitaryan por la izquierda y cedió a Weah por el centro. El hijo de George marca a puerta vacía y ríe en las gradas, recordando el último gol de su padre en San Siro: el 7 de noviembre de 1999, Milán-Venecia, 9121 días después. Otra patada.
contrarimonta
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En ese momento el Inter dejó de retroceder. Alrededor de la media hora los nerazzurri se reagruparon y el campo se volvió unidireccional. El empate llegó en el minuto 35 con casi la misma acción racional que antes. El manifiesto de cómo juega Inzaghi. Mkhitaryan lleva el balón, lo intenta y encuentra la ventaja con Thuram y remata con la izquierda a Di Gregorio en el córner. Sus últimos goles en liga los marcó en el derbi de 2023 (5-1). Ni siquiera tuvo tiempo de volver a ponerse la máscara antes del 3-2 del Inter. Segundo penalti de la tarde: falta de Kalulu sobre Dumfries, que toca el balón con el brazo, y segundo gol de Zielinski.
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debido poker
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Dumfries cierra el balón, tras un disparo rizado de Weah. El holandés arponea un balón en el centro del área y golpea a Di Gregorio con un derechazo estirado pero preciso. “¿Y ahora qué hacemos?”, debió pensar Motta, refunfuñando en el banquillo. “Calienta, Yildiz”. Este es el movimiento. El mediapunta turco entra en el minuto 61 y cambia el juego. Todo ello tras un par de paradas decisivas de Di Gregorio, primero a Dimarco y luego a Barella. Pero el hombre del cambio proviene de Ratisbona, una ciudad con un centro histórico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El doblete de Kenan lo rivaliza. Dos golpes de zurda para deslizar a Sommer y mostrar el número 10 a todo Milán. Del Piero “inventó” la celebración de sacarse la lengua tras marcar ante el Inter en San Siro. El turco simplemente extiende los brazos. Había soñado con una noche como ésta. Para el Inter, sin embargo, resultó amargo. Los errores individuales habituales. Los goles encajados de costumbre. El regreso inmediato. El Nápoles huye. Sólo el espectáculo gana.
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