Anuar lidera la rebelión del Pucela en Vitoria

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Viernes, 18 de octubre 2024, 23:27





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Amallah descubre una nueva zona del dibujo

Las apuestas señalaban a Torres como lateral. A Chasco todavía le quedan bastantes metros por recorrer. Pezzolano confesó en la previa que sabía cómo iba a enfocar la ausencia de Rosa en el lateral zurdo de la zaga y sorprendió con su apuesta por el canterano, al que reforzó con Anuar por delante. Al uruguayo le gusta enterrar sus cartas bajo el tapete y ayer aplicó una segunda vuelta de tuerca a su planteamiento con Amallah como compañero de Sylla en la vanguardia. El marroquí aportó chispa en la presión, aunque se encuentra más cómodo con más distancia por delante, con un recorrido más amplio. Necesita metros para robar, tocar y aparecer por sorpresa desde la segunda oleada ofensiva. De su intensidad brotó una de las últimas oportunidades del primer acto. Siviera evitó que Mario Martín pudiera desanudar el error que precedió al 1-0.

De Martín a Sivera, reparto de agradecidos regalos

El Real Valladolid es el amo de los errores groseros. Ayer le tocó a Mario Martín, que convirtió un pase sencillo en una asistencia para Toni Martínez. De Martín a Martínez. Eso sí, el gazapo no se produjo en el área. El delantero del Alavés condujo unos metros y se sacó un zurriagazo seco que sorprendió a Hein. A Sivera le gustó el talante blanquivioleta y se ganó su minuto de gloria con un penalti infantil sobre Anuar. En todos los equipos hace frío, no solo en Zorrilla. El gol de Sylla estabilizó al cuadro castellano, que supo sobreponerse al sopapo y fue capaz de limpiar su mente. No es fácil escapar de la banda sonora que le acompaña desde que comenzó el curso y aunque no consiguió el brillo, al menos neutralizó el boquete generado por Mario. En este momento, resulta más importante recuperar la solvencia que buscar el bucle del rizo. En la segunda mitad se adueñó del partido. Lástima el 2-3 en el epílogo.

Anuar y ese carácter canchero que contagia

Pezzolano recuperó a su alter ego. Anuar es ese futbolista canchero y tenso que se convierte en pieza imprescindible en la libreta de un entrenador como Pezzolano. El plan arranca en el esfuerzo y al canterano le sobran bemoles. El técnico le situó en la izquierda y devolvió a Moro a su banda, la derecha. Era lo que demandaba Latasa, que se ha pasado siete partidos mirando al cielo. Pezzolano apostó por Sylla, que mejoró a Latasa. Tampoco habría aliviado mucho la torticolis del nueve titular hasta la fecha porque Moro se ubicó en las antípodas de su mejor versión y no pisó la línea de fondo. Mejoró en la zurda. El que emergió con fuerza fue Anuar. Primero para proteger a Chasco y luego para dibujar una carrera plena de tesón que le puso frente a Sivera. Llegó antes y forzó un penalti que se convirtió en oro molido para un equipo blanquivioleta que empató en el momento preciso, justo cuando el subconsciente estrangulaba sus ganas por escapar de la oscuridad en la que le han sumido los resultados de las últimas jornadas.

Sylla rompe el gafe de los delanteros

¡Qué recuerdos! Sylla delante del punto de penalti. El senegalés no tiritó. Disparo con filo. Cloc. Sivera adivinó el lado, pero Sylla sabe cómo esquivar guantes. Lo hizo cuando el Pucela firmó el ascenso y lo repitió ayer para rellenar la bombona de oxígeno de un Real Valladolid, que sollozaba tumbado sobre la lona, con media dentadura fuera y la ceja abierta. El gol suturó las heridas y ensanchó la fe. El VAR buceó en una mano de Guridi y el púgil blanquivioleta se vino arriba. Los detalles por fin se dieron la vuelta. Ya era hora. Esta vez fue Amallah el que agarró el balón y dejó sin argumentos al meta del Alavés. Estilos opuestos, idéntico resultado. Sylla tiró de potencia y colocación. Su compañero prefirió el engaño. El 2-1 terminó de batir las alas del cuadro castellano, que certificó su mejoría con una galopada del senegalés que desembocó en el 3-1. El destino entregó la guinda a Anuar, el comodín en la manga de Pezzolano que además de su bravura exhibió una eficacia demoledora.

Una victoria que supone algo más que tres puntos

Hay veces que una derrota significa bastante más que un partido perdido. La que sufrió el Pucela contra el Rayo, por ejemplo. Situaciones que ensanchan el boquete anímico de un equipo que ya venía con el uniforme agujereado por el fuego enemigo. En la orilla contraria, el triunfo en Vitoria también representa algo más que tres puntos. Tampoco había mucho más margen. Queda mucha Liga. Sin duda. Pero un tropiezo más habría descolgado en la tabla al Real Valladolid. Pero no. Una vez más, el cuadro vallisoletano consiguió recurrir a la épica cuando peor pintaba la película. Son las cosas del Pucela. Capaz de sorprender cuando nadie se lo espera. Para bien y para mal. Del choque de ayer, me quedo con el espíritu combativo, con la resiliencia, con el enorme éxito que supone sobreponerse a un gol en los cinco primeros minutos tras un nuevo error individual. Seguro que esta victoria refuerza al vestuario, templa nervios y permite mirar al futuro con una brizna de optimismo. A por más.

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