Vivienda digna para todos, o un derecho cada vez más difícil de hacer valer

Vivienda digna para todos, o un derecho cada vez más difícil de hacer valer
Vivienda digna para todos, o un derecho cada vez más difícil de hacer valer
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Vivienda digna para todos: un derecho cada vez más difícil de hacer valer

Mientras que los franceses parecen favorecer el crédito inmobiliario, el derecho a la vivienda exigible (DALO), creado en 2008 mediante la ley del mismo nombre, tiene como objetivo permitir a las personas que se enfrentan a dificultades de vivienda hacer valer su derecho a una vivienda digna, apoderándose del Estado. Este dispositivo les ofrece la posibilidad de presentar un recurso para solicitar vivienda social con carácter prioritario. Este proceso cuenta con el apoyo de las comisiones departamentales de mediación (Comed), que determinan si los solicitantes son elegibles y si pueden ser considerados prioritarios.

En 2023, los llamamientos del DALO para el acceso a la vivienda alcanzaron un nuevo pico, con un total de 109.546 solicitudes, es decir. un aumento del 4,2% respecto al año anterior. Esta cifra refleja el empeoramiento de la crisis inmobiliaria en Francia, particularmente en las grandes ciudades, donde las tensiones en el mercado del alquiler siguen siendo particularmente altas.

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Un fenómeno geográficamente concentrado

A pesar del alcance nacional del sistema DALO, su uso es muy desigual según la región. En 2023, El 84,3% de las apelaciones se registraron en sólo 21 departamentos. Esta concentración es un indicador de las tensiones específicas que experimentan estas zonas en materia de vivienda, a menudo vinculadas al atractivo de las grandes metrópolis y a las dificultades económicas locales. Entre estos departamentos encontramos, como era de esperar, zonas con una alta densidad urbana o una gran demanda de vivienda social, como Île-de-France, Bouches-du-Rhône, Gironde o incluso el Norte.

Sin embargo, cabe destacar que en este ranking han aparecido dos nuevos departamentos, Oise y Vaucluse, enfatizando que la crisis de la vivienda ya no se limita únicamente a las grandes ciudades. La progresión de la precariedad y las desigualdades territoriales está empujando cada vez a más hogares a recurrir al DALO como último recurso para obtener un techo. Así, en estos departamentos sometidos a alta presión, los tiempos de tramitación y las dificultades para satisfacer las solicitudes aumentan, creando una situación de emergencia a varios niveles.

Criterios de elegibilidad para la apelación DALO

Para poder presentar una apelación DALO, un hogar debe cumplir con ciertos criterios definidos por la ley. Las situaciones en cuestión incluyen la falta de vivienda, la amenaza de desalojo sin realojamiento o incluso vivir en viviendas insalubres, peligrosas o hacinadas. Estos hogares deben luego ponerse en contacto con la comisión departamental de mediación (Comed), que tiene, en teoría, un plazo de tres meses para examinar la solicitud. Si la comisión considera que se cumplen las condiciones, se reconoce al solicitante como prioritario, y el Estado tiene la obligación de ofrecerle un alojamiento adecuado en un plazo razonable.

Sin embargo, este proceso suele ser más complejo. Los retrasos son frecuentes y la falta de viviendas disponibles en determinadas zonas dificulta el cumplimiento de los plazos marcados por la ley. El 51% de los hogares reconocidos como prioritarios en virtud del DALO en 2023 no fueron realojados dentro del plazo (3 o 6 meses según el departamento), cifra que demuestra los límites del sistema y la incapacidad de determinadas regiones para responder a una demanda creciente.

El papel de las comisiones de mediación y la importancia del seguimiento

Las comisiones departamentales de mediación desempeñan un papel central en el sistema DALO, como órganos responsables de decidir sobre los casos de apelación. Estas comisiones deben evaluar la situación individual de los solicitantes y pronunciarse sobre su elegibilidad. Cuando se acepta la solicitud, la persona se considera “prioritaria”, lo que significa que debe recibir una oferta de vivienda lo antes posible. Sin embargo, la implementación de estas decisiones suele ser compleja.

De hecho, la tasa de realojo de hogares reconocidos como prioritarios varía considerablemente de un departamento a otro. Esta tasa depende en gran medida de la disponibilidad de viviendas sociales, pero también de la capacidad de las administraciones locales para coordinar la oferta de vivienda con las necesidades de los solicitantes. En determinadas regiones, la debilidad del stock social, combinada con una demanda cada vez mayor, hace casi imposible cumplir los plazos. Así, a pesar del reconocimiento del derecho a la vivienda, muchos hogares se encuentran en una situación de espera prolongada, que a veces dura varios años.

Los desafíos que plantea la insuficiencia del stock social

La implementación de las soluciones DALO también choca con otra realidad: la insuficiencia del parque de viviendas sociales en Francia, particularmente en zonas tensas. Las grandes ciudades, donde la demanda es mayor, están luchando por satisfacer las necesidades de los hogares más precarios, especialmente porque el ritmo de construcción de nuevas viviendas sociales se ha desacelerado en los últimos años. Según las cifras disponibles, Más de 2,1 millones de hogares esperaban viviendas sociales en 2023.una cifra que aumenta constantemente.

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