El TJUE provoca una revolución en el sistema de transferencias

El TJUE provoca una revolución en el sistema de transferencias
El TJUE provoca una revolución en el sistema de transferencias
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F¡Se acabó el juego para el sistema de transferencias de la FIFA! El árbitro principal, en este caso, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), ha dictado una sentencia que amenaza con sacudir los órganos del fútbol mundial. Los jueces de Luxemburgo torpedearon el sistema de transferencias establecido por la Federación Internacional de Fútbol en nombre de la “libre circulación de trabajadores”, principio fundamental de la Unión Europea. Será necesario reformar el modelo económico del fútbol mundial, que ya tiene varias décadas de antigüedad.

Todo empezó, hace casi diez años, con una disputa entre Lassana Diarra, ex internacional francés, y la todopoderosa Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA). El jugador, que militaba en el Lokomotiv de Moscú, quiso rescindir su contrato en 2014 tras una drástica reducción de su salario. El club ruso, al considerar injusta esta rescisión, reclamó la friolera de 20 millones de euros por los daños sufridos. Entonces comienza un embrollo jurídico-deportivo que conducirá a la remisión a la Cámara de Resolución de Disputas de la FIFA. Decide reducir el importe de la indemnización a 10,5 millones de euros. Una decisión que, lejos de apagar el fuego, sólo avivó las brasas de un conflicto que sentaría un precedente.

La entrada deslizante de Lassana Diarra que hace temblar a la FIFA

Lassana Diarra, sin contrato, fue contactado entonces por el Sporting de Charleroi, un club belga de élite. Pero ante los riesgos jurídicos y financieros relacionados con el reglamento de la FIFA sobre el estatuto y la transferencia de jugadores (RSTJ), el club belga finalmente se retiró. De hecho, el Sporting de Charleroi debería haber asumido, según este reglamento, la responsabilidad solidaria en el pago de la indemnización al club moscovita. Lassana Diarra, sintiéndose perjudicado en su libertad de circulación como trabajador dentro de la Unión Europea, decidió llevar el caso ante los tribunales belgas.

Tras un largo recorrido jurídico, el caso acabó aterrizando en el escritorio de los jueces del TJUE. Y lo menos que podemos decir es que su veredicto es tan mordaz como una entrada en la garganta a Roy Keane, el rudo ex mediocampista irlandés del Manchester United. De hecho, el Tribunal consideró que las normas de la FIFA constituían un obstáculo a la libre circulación de trabajadores, garantizada por el artículo 45 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE).

El TJUE regatea el reglamento de la FIFA

En su sentencia, el TJUE analizó con precisión el reglamento de la FIFA, destacando tres puntos particularmente problemáticos. En primer lugar, el Tribunal señaló la regla de la responsabilidad solidaria y solidaria. Una cláusula considerada abusiva según los jueces, porque coloca una espada financiera de Damocles sobre los hombros de los clubes potencialmente interesados ​​en un jugador, disuadiéndolos así de contratarlo.

En segundo lugar, el TJUE criticó las sanciones deportivas impuestas al nuevo club. No contento con tener que meterse las manos en la cartera, el club “infractor” tiene prohibido contratar durante dos periodos de transferencia. Una sanción que los jueces consideraron desproporcionada, equiparable a una cuarentena deportiva capaz de perjudicar gravemente la competitividad de un equipo.

El sistema de transferencias se ha visto seriamente sacudido

En tercer lugar, fue el mecanismo para bloquear el certificado de transferencia internacional el que fue objeto de la ira del Tribunal. En caso de litigio, esta preciosa llave que permite a un jugador registrarse en su nueva federación queda secuestrada. Consecuencia directa: el jugador se ve incapaz de participar en competiciones con su nuevo club. Una situación que los jueces equipararon con una forma de desempleo técnico forzoso, privando al jugador del ejercicio de su profesión.

Para el Tribunal, este arsenal normativo constituye una auténtica carrera de obstáculos para los jugadores que desean cambiar de escenario, y un campo minado jurídico-financiero para los clubes tentados por la contratación. Un sistema que, según los jueces, “priva en gran medida […] cualquier jugador que se encuentre en tal caso se enfrenta a la perspectiva de recibir ofertas de compromiso firmes e incondicionales por parte de clubes establecidos en otros Estados miembros. En definitiva, el TJUE considera que la FIFA, con el pretexto de proteger la estabilidad contractual, ha establecido un muro regulatorio que obstaculiza la libre circulación de trabajadores dentro de la Unión Europea.

Treinta años después del fallo Bosman, el fútbol vuelve a estar inmerso en una revolución liberal

Al hacerlo, el Tribunal de Luxemburgo se atiene a la sentencia Bosman de 1995, que ya había revolucionado el mundo del fútbol al prohibir las cuotas de jugadores extranjeros dentro de la Unión Europea y al permitir que los jugadores al final del contrato salieran libremente. Casi treinta años después, toda la estructura de las transferencias se tambalea bajo los golpes de la justicia europea.

La pelota está ahora en el tejado de la FIFA, que deberá revisar su copia. El organismo con sede en Zúrich ciertamente tiene margen de maniobra, ya que el Tribunal dejó la puerta abierta a normas que serían “necesarias” y “proporcionadas” para garantizar la regularidad de las oposiciones. Pero lo que está en duda es todo el sistema de transferencias.

Para los jugadores, está surgiendo una nueva era de libertad. Liberados de las ataduras de las compensaciones por transferencias y de las amenazas de sanciones, podrían ver facilitada su movilidad dentro de la Unión Europea. Una perspectiva que no dejará de hacer temblar a los clubes menos afortunados, que temen ver a sus mejores jugadores escaparse de sus piernas para marcar en otros céspedes, donde el césped es más verde.

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