En Martinica, los manifestantes protestan contra el alto coste de la vida

En Martinica, los manifestantes protestan contra el alto coste de la vida
En Martinica, los manifestantes protestan contra el alto coste de la vida
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En esta isla caribeña francesa, con una población de 350.000 habitantes, los precios de los alimentos son un 40% más altos que en Francia continental, según el INSEE (cifras de 2022). “Tengo muchos amigos profesores que me dicen: ‘Los niños llegan a la escuela sin haber comido’”, continúa Ruth Saint-Pierre. “Me parte el corazón”. Movilizados a primera hora de la mañana, los manifestantes, convocados por la Agrupación para la Protección de los Pueblos y Recursos Afrocaribeños (RPPRAC), un colectivo al frente de esta lucha contra el alto coste de la vida, pretendían llevar a cabo una “operación de carritos de la compra”, pero no pudieron entrar. Hacia las 9:30, los únicos coches que había en el aparcamiento del Carrefour Market eran los de la policía. Otro supermercado, la tienda de descuento Pli Bel Price, también fue bloqueado.

Estado mental “pacífico”

A veces, los rostros se cubren con mascarillas y se protegen con paraguas del calor sofocante. Sin embargo, el ambiente es tranquilo, lejos de las noches de violencia que han sacudido parte de la isla en los últimos días. Una mujer baila junto a un policía y le sonríe. Desde principios de septiembre, el RPPRAC organiza numerosas manifestaciones, a menudo delante de los supermercados. “Creemos que somos franceses, por eso exigimos que los alimentos se ajusten a los precios de la Francia metropolitana”, insta Rodrigue Petitot, de 42 años, presidente de este colectivo, que lleva un bob rojo.

Al margen de esta movilización, varias noches de violencia urbana en barrios de Fort-de-France y la vecina ciudad de Lamentin llevaron al prefecto a decretar un toque de queda, de 21.00 a 05.00 horas, del 18 al 23 de septiembre. “El estado de ánimo de los manifestantes aquí es completamente pacífico”, asegura Aude Goussard, secretaria del RPPRAC, subrayando que no hay “armas”. “Sólo hay gente, con las manos en alto, que simplemente pide: ‘Si registran nuestras carteras, les ahorraremos ganar dinero hoy’”, añade esta mujer desempleada, acusando a las marcas de hacer márgenes. El objetivo de los manifestantes es quedarse todo el día para impedir que abran estos supermercados.

Solidaridad

“En casa, una caja de 10 filetes cuesta 8,95 euros. Una caja de ocho filetes cuesta 18 euros, o incluso 19”, asegura esta madre de cuatro hijos, que explica que, a final de mes, un filete se divide “en 3 o 4”. “Estamos aguantando, pero es cuestión de supervivencia”. Nicolas, un padre de 31 años que trabaja en la importación y exportación, también habla de solidaridad entre los vecinos: “El vecino hace una barbacoa, el amigo hace una barbacoa. Invitamos a todo el mundo”. El Estado, los distribuidores y las comunidades aspiran a conseguir una reducción media del 20% del precio de 2.500 productos de primera necesidad.

Un poco más lejos, Florence Saint-Pierre, de 59 años, distribuye agua a los manifestantes. “Tengo la suerte de ser vegetariana”, afirma esta mujer que sólo va al supermercado como último recurso. También dice que tiene “suerte de tener a mi alrededor gente que tiene árboles frutales”, o que se abastece “de cooperativas” o directamente de los agricultores. Pero hace un llamamiento a todos los martiniqueños para que salgan a la calle: “Los domingos, en lugar de ir a la playa, ¡venid!”, pide. “Estamos aquí por nuestros nietos”.

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