Cardióloga, la hija mayor de Brigitte Macron se ha lanzado al arte contemporáneo junto a su pareja. Obras basadas en células humanas que están atrayendo galerías.
La conocimos en 2017 como cardióloga y discreta seguidora del candidato Macron, presente en la recta final de la campaña presidencial y con su familia en la alfombra roja del Elíseo durante la ceremonia de investidura. En aquel momento, Laurence Auzière-Jourdan, hija de Brigitte Macron, huyó de los medios de comunicación, ansiosa por proteger a sus tres hijos, y dejó que su hermana, Tiphaine, abogada cómoda en el ejercicio, ocupara el centro de atención.
El resto después de este anuncio.
Tras cinco años de mandato y un divorcio después, sigue siendo cardióloga de pleno derecho, con su consulta instalada en su casa de Nogent-sur-Marne y en el hospital, pero su alma artística ha salido a la luz. Con su socio Matthieu Gasser, funcionario de logística, crean pinturas a partir de células humanas bajo el seudónimo de Laurence Graffensttaden. No es fácil de deletrear, pero es un precioso homenaje a la ciudad alsaciana donde creció. Si la vocación de Laurence siempre ha sido la medicina, el arte es un medio para canalizar la energía de esta supuesta persona hiperactiva. De niña, durante una visita familiar al Louvre, se quedó pegada a “La balsa de la Medusa”. “Mamá nos explicó su composición, quedé fascinada. Mi hermano Sébastien estaba un poco borracho y le dijo: “Tú no eres mi maestra, eres mi madre”. »
un amor encontrado
La joven también se sumergió en los libros de arte que recibió como regalo su padre, André-Louis, banquero de inversiones. “Monet, Picasso, Manet… Me encantaba abrirlos y copiarlos. » De hecho, se siente más cómoda en la reproducción que en la pura creación. “Necesito apoyo, una base. » “Lo mismo en su vida”, interrumpe su compañero. Matthieu Gasser, nacido en 1977, como ella –y como Emmanuel Macron– aportará esta base. Hijo de un artista y un médico, un anatomopatólogo que observa células en el laboratorio, tiene un concepto en mente desde pequeño: el retrato celular. Se trata de realizar obras de arte a partir de muestras de saliva, enviadas al laboratorio y coloreadas.
Mamá ve a Matthieu y me dice: “Mira al rubio tan guapo que está ahí”. Estaba con sus amigos, nos sonreímos.
Laurence Auzière
Sus caminos se cruzaron cuando tenía 16 años. Laurence está con su familia esquiando en Val Cenis. “Nuestro autobús para para recoger gente, mamá ve a Matthieu y me dice: “Mira al rubio tan guapo de ahí”. Estaba con sus amigos, nos sonreímos. » Los dos adolescentes salen juntos y se vuelven a ver. Ella vive en Amiens, él en Estrasburgo, la distancia pondrá fin a este primer amor. Y casi nunca volvieron a verse. “Había olvidado mi apellido. Saber que recuerda a los de su clase de CP”, bromea Laurence. Durante la campaña presidencial de 2017, aunque era indiferente a la política, Matthieu se inclinó cuando vio a Brigitte Macron en la portada de Paris Match. El día de la toma de posesión, al ver a Laurence en la televisión, ya no tiene dudas y reconoce a su novia de la infancia. Se restablece el contacto.
Durante el Covid, padre de un hijo y divorciado desde 2017, Matthieu llega a París. Le habla de su concepto a Laurence. A su vez, en plena separación, se aferra al proyecto y a su autor. Su historia de amor se reanudará, con arte además. A partir de 2022 empieza a trabajar con él. Ahora hacen todo juntos. Fotografías, pinturas, colaboraciones con artistas… su arte está en perpetuo movimiento. En mayo expusieron en el Instituto del Mundo Árabe. Actualmente, en la galería parisina A2Z, sus cuadros a seis manos, creados con el artista Danhôo, se venden por 8.500 euros. Se reunirán en China para una exposición en el marco del 60º aniversario de la amistad franco-china. Desde lo infinitamente pequeño, se les abrió lo infinitamente grande.
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