Su luminosa sonrisa y su mano apretando firmemente la de su marido, tras el triunfo electoral de este último, sorprendieron a la prensa estadounidense. ¿Ha salido Melania Trump de su caparazón y está dispuesta a asumir su papel de primera dama con más ilusión que durante el primer mandato de su marido? Parece que el golpe ya ha amainado y que la exmodelo ha recuperado la actitud distante, incluso fría, que tanta tinta había hecho correr entre 2016 y 2020.
El “Daily Mail” informa que Melania Trump no acompañará al presidente electo a la Casa Blanca el miércoles. Sin embargo, la futura primera dama recibió una invitación formal del matrimonio Biden. Tradicionalmente, cuando el presidente saliente da la bienvenida a su sucesor en la Oficina Oval, las dos esposas se reúnen durante este tiempo para tomar té en la residencia presidencial. Esto es lo que hizo Michelle Obama en 2016, cuando recibió a Melania Trump en el Salón Amarillo, tras la sorpresiva victoria del republicano.
La esposa de Donald Trump ya había desairado a Jill Biden en 2020, cuando el multimillonario denunció en voz alta unas elecciones amañadas y se negó a admitir su derrota. Mientras Joe Biden y Donald Trump mantuvieron un intercambio telefónico “cordial” al día siguiente de la victoria del republicano, las dos primeras damas aún no han tenido el más mínimo contacto y Melania Trump no parece decidida a romper el hielo. “La señora Trump no irá y no han hablado”, confirmó una fuente al diario británico.
En Washington se rumorea que Melania Trump, que no participó en la campaña de su marido, tiene la intención de ser Primera Dama a tiempo parcial. Puede que ni siquiera se mude a la Casa Blanca. La exmodelo de 54 años reside actualmente en Nueva York, donde su hijo Barron estudia en la universidad. Durante el primer mandato de su marido, Melania pospuso su traslado a Washington para permitir que su hijo terminara el año escolar en la Gran Manzana.
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