La aparente informalidad de su actuación y la velocidad de su producción podrían darle a Clint Eastwood la imagen de un cineasta diletante. En realidad es uno de los últimos grandes clásicos.
Este artículo está tomado de Figaro Edición Especial “Clint Eastwood, el último de los Gigantes”.
Este artículo está extraído de Le Figaro Hors-série.
Tiene una visión clara de lo que quiere mostrar y no se preocupa por retrasos ni vueltas innecesarias: rueda la primera versión del guión cuya historia le gusta, sin cambios sustanciales. El director no guía a sus actores, le basta la primera toma y todo lo que se rueda generalmente acaba en pantalla. Estas características no parecen, a primera vista, indicar un genio cinematográfico. Sin embargo, más de cincuenta años de rodaje, observación y una disciplina que le permitió realizar hasta dos películas al año, hacen de Clint Eastwood un maestro con un estilo propio, en el que se puede ver el de los últimos clásicos.
Durante muchos años, los críticos lo consideraron un actor limitado, porque, según ellos, había buscado trabajar con directores que no…
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