Nicole Kidman ha desfilado por las alfombras rojas de todo el mundo y, a sus 57 años, parece encarnar la confianza en sí misma. Y, sin embargo, en la nueva serie documental “In Vogue: The 90s”, que se emite en “Hulu”, admitió que le llevó mucho tiempo domar su cuerpo, que estaba muy alejado de sus estándares de belleza de adolescente. Hasta que en 1997, John Galliano (Dior) le pidió que creara un atuendo especialmente para ella para los Oscar de 1997. Un año después causó sensación al vestir a la princesa Diana para la Gala del MET.
La noche en que el diseñador le regaló el vestido, ella parecía estar en un cuento de hadas. Ella misma cuenta: “Yo era una chica pelirroja y de piel clara que medía casi 1,80 m a los 14 años, se burlaban de mí (…) “Toda mi vida quise medir 1,57 m y tener curvas generosas”. Y ahí, tocó sus sueños de infancia. “Crecí viendo a Audrey Hepburn, Katharine Hepburn y Grace Kelly, todas esas mujeres cuyo estilo se asociaba con grandes diseñadores”.
Desde entonces, se ha convertido en el rostro de grandes marcas: por ejemplo, fue el rostro del famoso nº 5 de Chanel. Hoy, es una reconocida actriz ecléctica, que hace malabarismos entre la pantalla grande y la chica, apareciendo tanto en películas independientes como en grandes producciones.
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