Pablo Mira ose la nostalgie

Pablo Mira ose la nostalgie
Pablo Mira ose la nostalgie
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En “Pasté simple”, el comediante más sarcástico de Paf revisita su juventud. Un espectáculo unipersonal entre la ferocidad y la ternura.

¿Lo suyo? Sátira. De tiempos actuales o del pasado. En su segundo espectáculo, Pablo Mira dibuja deliciosamente los años noventa, la década que le vio crecer. Fan incondicional del “Club Dorothée” y de “Dragon Ball Z”, el hombre que cumplirá 40 años en 2025 presenta a su niñera, Toshiba, una maldita segunda madre que entonces sólo tenía seis canales y lo cuidaba de ocho de la mañana a 8 p.m. Es sutil, lejos de la observación maniquea, divertido y tan picante como las Têtes brûlées, dulces emblemáticos de una época en la que los niños devoraban azúcar y aditivos por la mañana, al mediodía y por la noche. Se consumía leche condensada pura, mientras se escuchaba a las Spice Girls, que “hicieron más por la emancipación de la mujer que Simone Veil”. ¡Y lo hicieron con crop tops!

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Columnista del programa “Quotidien” desde 2018, el humorista lucirá sus Converse durante las vacaciones de fin de año en el Folies Bergère. “Es ahí donde no tuve un Molière. Me destruyó”, medio bromea. Fue nombrado junto a Fabrice Éboué, Élodie Poux y Sophia Aram, ganador de 2024. “Al principio pensaba: ‘No me interesa’ y me quedé atrapado en el juego. En mi cabeza, la competición del box ha sido. activado. »

La caja de vocaciones tardó mucho en nacer. De adolescente, Pablo Mira retoza y sueña con los espectáculos de Franck Dubosc -al que vio tres veces en la Comédie-Caumartin-, Élie Semoun y Anthony Kavanagh. En televisión, se alimenta de “Guignols de l’info”, “Groland”, “South Park” y sketches de Les Inconnus. Después del bachillerato, eligió el periodismo, hizo radio y trabajó en documentales. Durante su primera pasantía buscó “a dónde iban a parar los fondos de ayuda de la ONU destinados a Afganistán”.

El punto de inflexión se produjo en 2012 con Le Gorafi, que él cofundó. Una caja y un balancín

El humor aún está lejos. Probó suerte en el escenario cuando tenía 23 años: “Fue duro, incluso horrible”, recuerda. No estaba en una buena posición, no era lo suficientemente competente y era demasiado tímido. » Después de cada fracaso, tarda entre dos y tres meses en recuperarse moralmente y regresar. El gran avance se produjo en 2012 con Le Gorafi, un sitio de información de parodias, que él cofundó. Es una caja y un balancín. Aquí está, capaz de escribir cosas divertidas y vivir de ellas. Poco a poco, puso un pie en la televisión, luego en France Inter y volvió al teatro, dispuesto a defender todo un espectáculo. “La primera vez que lo jugué, a finales de 2017, había cosas que había que corregir, pero me dije: ‘Ahora puedo morir en paz’. »

Pablo Mira creció en Hauts-de-Seine, en Bois-Colombes, en una familia de clase media, donde no muestras tus sentimientos. “Trabajamos, alimentamos bocas y listo. » Resume a su manera su experiencia familiar en los años 90: “No es horrible, pero tampoco ‘guedin’. » En la última parte de su programa, cambia sus hábitos y habla de sí mismo, de su no deseo de tener hijos, entre otras cosas. “Es un problema con mi amada. Me llevó treinta años encontrar mi lugar, quiero aprovecharlo. » La emergencia climática refuerza su posición. Cuando era adolescente, luchó. ¡Un clásico! “No me sentía bien conmigo mismo, no encajaba en ningún lado. » Con las chicas fue difícil: “Había muchos adolescentes geniales, pero yo no estaba en los buenos grupos. No tenía estilo. Entonces desarrollé chistes y réplicas. Si soy comediante es principalmente gracias a eso. » Casi estaríamos agradecidos por su deslucida juventud.

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Pablo Mira, “Pasté simple”, en el Folies Bergère (París IX), del 26 al 31 de diciembre, y de gira por toda Francia.

© RD

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