“Leer la emoción en los ojos de mis padres era una prioridad absoluta”, confiesa Éric Quilleré, director de danza de la Ópera Nacional de Burdeos.
El 5 de diciembre, el Vierzonnais recibió de manos de Brigitte Lefèvre, ex directora del Ballet de la Ópera Nacional de París, la insignia de caballero de la Orden de las Artes y las Letras. Éric, que conoció su nominación en 2023, aceptó este honor con la condición de que su familia hiciera el viaje, incluidos sus padres.
“Eso es lo que quiero hacer”
La presentación de la condecoración “fue un momento especial para nosotros (para él y para Odette, su esposa, ndr.)”, relata Hilaire Quilleré, de 93 años. Recuerda como si fuera ayer que su hijo, de 8 años, había asegurado, “al salir de una clase de baile con Béatrice Remission en el Parc de la Noue de Vierzon: “Eso es lo que quiero hacer”. Un año después, en el andén de la estación, nos dijo: “No necesito una patada en el trasero para subir al tren”. » Y agregó: “Hoy estoy muy orgullosa de él, como de todos mis hijos. »
A sus 58 años, Éric recibió la insignia durante el estreno de El Cascanueces (en cartelera hasta el 31 de diciembre). “Era el momento adecuado. Esta producción fue un verdadero desafío para mí. Si llegué hasta aquí es gracias a mi familia, que siempre me apoyó en este atípico proyecto profesional. A mi profesora de danza de Vierzon que creyó en mí, Béatrice Discount. Al club rotario de Vierzon que financió mis estudios hasta los 18 años, sin esperar nunca nada a cambio. En el Ministerio de Cultura, que llevó mi carrera una vez que estuve en París. También fue una cuestión de suerte y de encuentros. »
Estrella en 1991
La pequeña rata Berrichon ingresó en la escuela de danza de la Ópera de París en 1976 y fue contratada en el cuerpo de ballet en 1984. Se convirtió en bailarín principal en 1991 y luego fue contratado como bailarín principal en el ballet nacional de Nancy. Durante siete años, y a partir de 1995, se enriqueció con su experiencia en el Miami City Ballet, en Estados Unidos.
A sus 36 años, por motivos de salud, Éric sabía que tenía que recuperarse, pero “la naturaleza es buena, recuerdo especialmente los mejores momentos”. La Ópera Nacional de Burdeos se acercó a él en 2003 para proponerle un puesto de maestro de ballet, que ocupó durante catorce años. En 2017 fue contratado como director de danza. Hoy en día, es apreciado por inspirarse en el repertorio neoclásico y contemporáneo, pero también por alentar a los talentos emergentes.
Éric no lo oculta: “en el fondo quiere seguir haciendo brillar la Ópera de Burdeos durante el mayor tiempo posible”. Pero lo más urgente es volver a celebrarlo en familia en Navidad, en Vierzon por supuesto.