Sandringham House, una imponente mansión de ladrillo rojo con estilos variados, se encuentra en la austera campiña de Norfolk. Fue construido en 1870 para el futuro Eduardo VII y desde entonces sigue siendo el refugio invernal de los Windsor. La reina Alejandra hizo la vista gorda, al igual que Jorge V y Jorge VI. La difunta Isabel II permaneció allí todos los años hasta febrero. Los días suelen ser sombríos y la única distracción es cazar pieles y plumas.
Fue en 1981, cinco meses después de su matrimonio con Carlos, cuando Diana fue invitada por primera vez a compartir las “alegrías” de la Navidad en Sandringham. La joven de 20 años ya está embarazada de William y su embarazo le produce náuseas.
Los “chistes tontos” de los Windsor
Además, se encuentra en medio de un grupo familiar cuyos hábitos y tradiciones afirma no comprender. Más tarde, confió a su biógrafo Andrew Norton, autor de Diana, su verdadera historiaque había quedado consternada por los “bromas tontas” que hacían reír a carcajadas a la tribu Windsor y su “comportamiento extraño”.
En lugar de obsequios costosos, Isabel II y su familia tenían la costumbre de intercambiar artículos “mordaza”. Entonces, después de ofrecer un lujoso suéter de cachemira a la princesa Ana, Diana recibió a cambio… ¡un portarrollos de papel higiénico! Para intentar sintonizarse, le regalará a Charles un asiento de inodoro de cuero.
“Fue muy tenso”, recuerda la ‘princesa de corazones’. “Fue aterrador y muy decepcionante. Comportamientos estúpidos, bromas estúpidas que sólo los iniciados entendían. Yo era realmente una outsider”.
Como pez fuera del agua
Según Andrew Morton, Diana odiaba la atmósfera de Sandringham. Su etiqueta formal, el estricto horario de comidas, los servicios religiosos, la presión social, la rigidez de las costumbres: todo ello iba en contra de sus valores personales y reavivaba sus tormentos emocionales.
La autora real Ingrid Seward resumió estos sentimientos: “Diana se sentía como pez fuera del agua en los rituales navideños reales. Se sentía escrutada y juzgada, y el peso de la expectativa era abrumador”.
Pero quizás sea posible descubrir otra razón para esta “fobia” poco comprensible por parte de una joven de la alta aristocracia británica y en principio familiarizada con sus códigos.
Tercera hija de John Spencer, vizconde Althorp, y su primera esposa Frances Roche, Diana nació el 1es en julio de 1961, en Park House, una dependencia de Sandringham Estate, y fue bautizada dos meses después en la iglesia del pueblo.
Sus abuelos maternos, el barón y la baronesa Fermoy, inquilinos de Park House, eran muy cercanos a la familia real. Lady Fermoy también fue dama de honor de la Reina Madre, al igual que la otra antepasada de Diana, Cynthia Spencer. La futura Princesa de Gales siempre había llamado familiarmente a Isabel II.tía lilibet – Tía Lilibet.” Sus compañeros de juego eran Andrew y Edward.
¿No le recordó Sandringham a partir de entonces ciertos episodios de una infancia marcada por el divorcio de sus padres y que ella describiría retrospectivamente como “muy infeliz” y “muy inestable”?
>> Lea también: En los archivos de Point de Vue: el llanto sentido de Diana