Una escena de la película incluso aborda directamente la cuestión de las personas transgénero. Benoit Poelvoorde, que interpreta al pintor Jean-Yves Machond, mundialmente desconocido y profundamente infeliz, pinta un erizo con la forma de… “coño” (sic). Y el actor de 60 años interpreta a continuación un auténtico monólogo sobre la cuestión del género. E incluso filosófico sobre el asunto. El cine siempre ha tenido el arte de abordar temas reales de actualidad. Prueba de ello es con “El arte de ser feliz”. Y que recuerda directamente a la polémica del humor belga del año, este sketch de Grand Cactus sobre “3e sexe” del grupo Indochine que causó revuelo por su actuación considerada transfóbica por la comunidad LGBTQIA+.
“¿Te imaginas que hoy tengamos que pedir disculpas?”
Fin del aplauso para Benoit Poelvoorde en el cine: “Ya no soy financiable”
El derecho a la blasfemia y la libertad de opinión.
La estrella belga, que vio la parodia de Cécile Giroud y Damien Gillard, quiso reaccionar. “¡Estamos absolutamente en esa época, hoy lamentablemente ya no podemos decir nada!, Nos lo cuenta Benoit Poelvoorde. También vi este boceto. Y está súper bien hecho. ¿Te imaginas que hoy nos exijan disculparnos? Se ríen pero, perdón, es porque no es una sola persona, son 30 y todos parecen iguales. Y así, básicamente, en lugar de tener que exigir que la gente se disculpees decirte a ti mismo que, quizás, falta originalidad en tu forma de expresarte y de ser. Es decir, eres un poco… un cliché. Y desde el momento en que te conviertes en un cliché de algo, tienes que aceptar que la gente puede burlarse del cliché”.
Y para continuar su reflexión con otro ejemplo. “Cuando te burlas de un pirata ningún pirata te va a decir: ‘¿y qué, crees que todos los piratas tienen un anzuelo y un ojo escondido?’ Y dices: ‘bueno, la mayoría de los piratas, en fin, ¡sí!’ Entonces, si podemos reírnos de ello es porque es un cliché. Es un cliché, normalmente tenemos derecho a reírnos de ello”. Y para concluir, un tanto decepcionado, sobre este derecho a reírse de todo. “Pero tuvieron que disculparse, como si hubieran insultado a una religión, a una secta, cuando tenemos derecho a blasfemia (En Bélgica, la blasfemia ya no es un delito desde la Constitución de 1831, nota del editor).. Aunque, evidentemente, no. Porque hay comunidades donde no se puede tocar a nadie. De todos modos, ahora no podemos tocar nada”.