El día antes de la gran noche, se reúnen para un ensayo general para la inauguración del baile. Con sus jinetes, a quienes conocen por primera vez, los debutantes de la temporada aprenden los conceptos básicos del vals. Para girar con elegancia con un vestido largo. Pero para Lucia Ponti, no necesita clases de baile. Lo practica desde pequeña. “Me veo en la sala de estar con mi padre escuchando ‘Isn’t She Lovely’ de Stevie Wonder. Yo no tenía más de 4 años. Y desde entonces no he dejado de bailar. Es tan liberador. » Incluso se le pasó por la cabeza la idea de hacer de ello su carrera, pero un fuerte dolor de espalda se lo impidió.
Por eso vive esta pasión de otra manera, compartiéndola con niños discapacitados a los que da clases en el seno de una asociación. Puede que sólo tenga 18 años, pero Lucia Ponti ya está implicada en muchas causas, en particular en la fundación Baby2Baby, que distribuye productos de primera necesidad a los niños más necesitados. “Trabajar tres horas semanales para esto me parece lo mínimo que puedo hacer”, nos explica sin olvidar nunca que no todo el mundo ha tenido la suerte de tener una juventud dorada como la de ella.
“Admiro a mi abuela”, nos dice Lucía. Nunca renunció a su personalidad para satisfacer las expectativas de los demás”
Chicas jóvenes con el corazón en la manga, esto es lo que busca Ophélie Renouard para componer el casting perfecto para su “Bal” – con “B” mayúscula por favor – un evento social heredado de la corte de Jorge III, que ella resucitó, en París, en 1994. En la lista de debutantes de este año, nos encontramos con una princesa -Eugenia de Borbón, hija del duque de Anjou, pretendiente al trono francés-, pero los demás tienen como único título nobiliario su carrera y sus compromisos.
Ciertamente Lucia Ponti no tiene partícula sino un apellido que no podría ser más aristocrático en el mundo del cine. Su abuelo, Carlo Ponti, produjo cientos de películas en Francia e Italia, incluidas algunas de Ettore Scola, Jean-Luc Godard y Federico Fellini. Su abuela no es otra que la inmensa Sophia Loren, la inolvidable protagonista de “La ciociara” y “Mariage à l’italienne”. “La admiro mucho”, nos dice Lucía, cuyo segundo nombre es el de su famosa abuela. A lo largo de su carrera, nunca renunció a su personalidad para cumplir con las expectativas de los demás. Ella me inspira todos los días. »
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“Creo que lo que más me gusta es cuando vemos televisión juntos. Nos reímos mucho. »
Para ella, Sophia Loren no es sólo una actriz galardonada con dos Oscar, un César, un premio de interpretación en Cannes o un sex symbol convertido en icono de la emancipación femenina, sino sobre todo una modelo con la que pasa momentos preciosos. “Creo que lo que más me gusta es cuando vemos televisión juntos. A los dos nos encantan los programas de comedia con comediantes. Nos reímos mucho. » Sophia Loren vive en Suiza pero a veces viene a Los Ángeles. “Y a menudo vamos a visitarlo a Ginebra”, señala Lucía, que en realidad nació allí. Aunque no habla italiano -pero lo entiende-, es bilingüe en francés, lo estudió en el instituto francés de Los Ángeles y lo practica en casa con su padre. “Es nuestro lenguaje secreto para él, mi hermano y para mí. »
Sus padres también están en el mundo del espectáculo. Papá, Edoardo, es guionista de cine, mientras que mamá, Sasha, actúa en series de televisión: la pudimos ver en “Dawson” y “Rizzoli and Isles”. “Vengo de una larga estirpe de narradores”, bromea Lucía. ¿Pero sueña ella a su vez con una carrera así? “Hasta ahora no quería trabajar en este sector… tal vez cambie de opinión, pero luego estará más en el lado del proceso de producción”, explica, antes de admitir que no Aún no sabemos cómo será su futuro.
“Mis deseos a menudo evolucionan. Pero me gustaría tener mi propia galería de arte. Y espero algún día escribir un libro. » Por ahora estudia en Brown, una prestigiosa universidad en la costa este de Estados Unidos. “Tan pronto como visité esta escuela, sentí una emoción inmensa, como ninguna otra cosa. » Alumna modelo, se compromete con jornadas de estudio: levantarse de madrugada para hacer deporte, clases de 10 a 23 horas, descansos en la biblioteca, sin olvidar participar en diferentes clubes, como el Ivy Film Festival. Por último, el cine nunca está lejos…
Lucía no sabe casi nada de su cita.
El 30 de noviembre, bajo los candelabros del hotel Shangri-La, Lucía será la heroína de su propia película. Unos días antes del evento, confiesa estar “tanto entusiasmada como extremadamente nerviosa”: “Participar en este baile significa mucho, dadas las organizaciones benéficas para las que recauda fondos, como la ARCFA (Asociación para la Investigación en Cardiología Fetal y de Adultos). en el hospital Necker-Enfants Malades) y el Hospital Infantil Maria Fareri de Nueva York. Pero también porque me han precedido muchas mujeres inspiradoras. » De hecho, Lucía seguirá los pasos de Lily Collins – la intérprete de “Emily en París” -, de Lady Amelia Windsor, ahijada de Carlos III, o incluso de Stella Belmondo. Está encantada de encontrarse por una noche con sus amigos, que la acompañarán en este momento eterno. Sólo conoce a una, Madelyn Netto, a quien incluso cuenta entre sus amigas: “Estoy feliz de volver a verla porque, en los últimos meses, cada uno estuvo en su universidad. »
Lucía no sabe casi nada de su jinete, un tal Alberico di Carpegna Brivio, conde italiano de gran estirpe. Es un habitual del balón, ya que, en 2022, ofreció su brazo a otra debutante, Aruzhan Bimurzina. Así que no hay duda de que nos dará buenos consejos. En cuanto a su vestido, Lucía lo eligió Giorgio Armani, un viejo amigo de su abuela, quien la vistió en muchas ocasiones, y nuevamente recientemente, cuando celebró su 90 cumpleaños. Una forma de rendirle homenaje, aunque lamentablemente no podrá realizar el viaje a París. Pero la noche del gran baile, Lucía Sofía Ponti será más que nunca una Loren.