© Les Films du Worso
Laure Calamy y Yolande Moreau, aquí, en “Je ne me sera plus faire” de Gustave Kerven.
TELEVISIÓN – Abróchese el cinturón, Yolande Moreau toma el volante. Este viernes 29 de noviembre, la actriz belga vuelve a la pantalla chica durante la retransmisión en Arte (20.55) de ya no me dejaré hacer estouna fantástica “road movie” feminista del ex grolandista Gustave Kervern en la que ella hace de copiloto.
Nuestra heroína, Émilie, está en verdaderos problemas. El único apoyo que tuvo hasta entonces (su hijo) acaba de morir. Él fue quien pagó la residencia de ancianos. No se trata de mudarse con su nuera. Ella no se lo ofreció. Tampoco se trata de alojarse en este establecimiento para personas mayores. Ella no puede permitírselo de todos modos.
De un día para otro, Émilie se lleva sus camarillas, sus bofetadas y los pocos ahorros que le quedan en el bolsillo. Esto será suficiente para alquilar un coche. ¿Pero ir a dónde? No muy lejos. Dirígete a la casa de este ex compañero de clase que la humilló cuando era niña. Émilie amenaza con estrellarlo si no le muestra su “bolas”para usar sus palabras. Presa del pánico, corre.
Mira el tráiler a continuación:
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Es bueno. Emilie puede tachar su nombre de la lista. ¿A quién le toca? En la nueva película del director de Gran nochela septuagenaria interpretada por la ex estrella de Deschiens decide vengarse de todos aquellos que han arruinado su existencia, y emprende este loco viaje en un Citroën con una señora de la limpieza (Laure Calamy) a la que convence para que haga lo mismo.
En el camino, se cruzan con un montón de estrellas, entre las más rentables del cine francés. Jonathan Cohen es un hijastro codicioso (y con brazalete electrónico). Corinne Masiero, una entusiasta de la conducción. ¿Raphaël Quenard y Anna Mouglalis? Dos policías un poco hacia el oeste.
Por su parte, Alison Wheeler tiene todo para ser la siguiente en la lista de Emilie. La directora de una residencia de ancianos que interpreta no tiene el más mínimo interés por sus residentes, a los que trata ni más ni menos como alcancías, cuando no los desprecia verbalmente ni los aplasta (literalmente) sentándose en su cama. Es absurdo e impactante.
Thelma y Luisasin la violencia
Una manera explosiva para que Gustave Kervern aborde el delicado tema de la crisis en los establecimientos para personas mayores, donde la desafección pública, el aumento de los costes y la disminución de la calidad de la acogida de los residentes son objeto de polémica desde hace varios años, y sobre todo desde la publicación de dos hace años, del impactante libro de Víctor Castanet (Los sepulturerosFayard). El pasado mes de mayo, la denuncia de la actriz Sandrine Bonnaire contra la residencia de ancianos donde murió su madre motivó también la apertura de una investigación sobre posibles fallos de funcionamiento del lugar.
Eso no es todo. Sátira sobre la “estupidez humana”, denunciando así el funcionamiento de la justicia, la pobreza de las personas mayores o el sexismo, ya no me dejaré hacer esto Nunca abandona el tono de la comedia, sin faltar seriedad o delicadeza, particularmente en otros temas dramáticos.
« Se trata de una multitud de pequeños abusos de poder. Pero cuanto más progresamos, más nos hundimos en la gravedad.dice el director de la película para televisión en las notas de producción. Todo el desafío consistía en abordar temas tan terribles como la violación y el incesto con humor. […] Quería que la película diera esperanza e involucrara a todos en la cruzada de las dos heroínas. »
A diferencia de Thelma y Louise, Émilie y Lynda no optan por la violencia. No se derrama ni una gota de sangre. En esta “película de venganza”, las palabras golpean más fuerte que las acciones. Y eso no impide que los propietarios, los policías o cualquier otro poseedor -un día- de una forma de poder, lo tomen como su rango.
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