CRÍTICA – Ganadora del premio Molière a la mejor interpretación solista en 2024, la actriz llena el Pépinière Théâtre hablando de sus traumas infantiles. Un ejemplo de resiliencia.
La niña se esconde boca abajo debajo de un mueble, teme que su abuelo la descubra. Oye el sonido del bastón de su abuela. Ella siempre sabe dónde se esconde su pequeña Elsa. Su madre es psicóloga, el padre, no lo sabemos, pero el niño es la niña de sus ojos. Lo aman pero con torpeza. No vieron nada y todavía no ven nada. No entienden por qué llora su hija. Desconcertados, lo envían a varios psicólogos.
Acto de resiliencia
Después ¡Campo! en 2014 y ¡Tú eres tú! En 2018, en el que contó su viaje de luchadora a actriz, toda de negro, Eva Rami lidera a su rebaño en un tercer espectáculo impactante. ¡Me encantará!el anagrama de su nombre y apellido. Un nuevo título imperativo sobre los primeros amores y la sexualidad, que debe entenderse como un acto de revuelta, resiliencia y catarsis.
Con una altura de tres manzanas, Elsa-Eva quedó traumatizada física y mentalmente bajo los efectos del alcohol. Ha recorrido un largo camino. Puede utilizar la frase de Oscar Wilde como propia: “Amarte a ti mismo es el comienzo de una historia de amor que durará toda la vida”.. “Elsa, soy yo”lanza Eva Rami al público que lo entiende desde el principio.
Su doble es un tornado que se cuenta a través de finas parodias, tremendamente divertidas y conmovedoras. Una bombilla colgante, una jaula de pájaros imaginaria, dos bancos que mueve más rápido que su sombra, elástica, la actriz retrata de manera prodigiosa una galería de personajes atípicos, con acento, expresión facial, gestualidad y timbre de voz adecuados.
visitando una vagina
Su madre que fuma, su padre que se burla de ella, una maestra prolija que guía a sus alumnos a una cueva oscura que resulta ser una… vagina. O su novia que le obliga a enfrentarse a sus demonios y una psicóloga que busca comprenderla pese a la intrusión, durante las sesiones, de la madre y la abuela. ¡Estamos allí, los vemos! La familia de Eva Rami, sus excesos, fracasos y otras neurosis son una fuente inagotable de inspiración. La realidad se mezcla estrechamente con la ficción.
Con una pluma afilada y sin patetismo, recientemente coronada con el premio Molière al mejor acto solista, Eva Rami logra una hazaña significativa y con sentido. Tiene el don de pronunciar palabras sobre sus dolencias e interpretarlas. Tiene una sólida formación. Habiendo estudiado en el Conservatorio Nacional Regional de Niza y en la Escuela de Arte Dramático de París, también sabe cantar.
¡Me encantará! Se hizo notar en el último festival off de Aviñón y luego llenó el teatro Lepic. Se recomienda reservar en el Pépinière Théâtre. Incluso los asientos plegables están ocupados.