el retrato
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Rock y raíces, la actriz de 29 años, musa de una generación que lo pone todo patas arriba, se revela sensible y decidida hacia la ciudad.
Esperábamos encontrarnos con el nativo de Nantes en una taberna a orillas del Erdre, entre tabernas y guirnaldas de bombillas, donde los habitantes de la ciudad cambian su saludo conmovedor por unas tapas y una cerveza aromatizada. Nos hubiera gustado hacer coincidir la extrañeza de su mirada verde mar con un río que fluye suavemente, haciendo eco fariopelícula en la que interpreta a una joven ayudante de laboratorio e interlocutora privilegiada de una amiga de la infancia. Que está de vuelta en Doubs para vender sus terrenos a una empresa de perforación de metales pesados. Curiosamente, en el río, “cambian las truchas”una observación que suena extraña y que tiene consecuencias dramáticas.
Finalmente, nos reunimos con Megan Northam en un bar del distrito 20 de París, poblado de muebles reciclados y una horda de teletrabajadores. En la calle hay asfalto a raudales e imaginamos nuestro encuentro del día a los mandos de una apisonadora, sólo para aprovechar su carácter enérgico y tranquilo. En tres años se embarcó en Pasajeros de la noche por Mikhaël Hers, combatió el incendio en Notre-Dame, la parte del incendio, interpretó a una estudiante Erasmus dando prioridad a sus compromisos asociativos en