En su reciente documental Roch Voisine: la ascensiónel ícono de la música quebequense habla como nunca antes, ofreciendo una mirada honesta y sin filtros a su carrera, su vida personal y, sobre todo, a los rumores que desde hace tiempo circulan en torno a su imagen pública.
Entre estos rumores, uno de los más notables y controvertidos se refiere a su supuesto vínculo con la ex estrella de los Montreal Canadiens Stéphane Richer y las especulaciones sobre su orientación sexual.
En el cerrado y a menudo despiadado mundo del hockey, ciertos secretos han permanecido enterrados durante décadas.
Los rumores que circulaban en los vestuarios y entre bastidores del deporte alimentaron fantasías y provocaron tensiones.
Pero nunca un rumor ha tenido tantas repercusiones como el que un día vinculó el nombre de Roch Voisine al de la ex estrella de los Montreal Canadiens, Stéphane Richer.
Un rumor que, durante los años 90, sacudió el mundo del hockey y la música, pero que, en realidad, no fue más que una invención destructiva.
Es raro que las leyendas se enfrenten a los fantasmas del pasado. Sin embargo, Roch Voisine, en su documental, recuerda esta época oscura, en la que su nombre quedó mancillado por suposiciones absurdas y especulaciones interminables en los medios de comunicación.
La historia de la homosexualidad en el vestuario es más que un simple tema de discusión; fue una bomba que explotó, no sólo en el mundo del hockey, sino también en el imaginario colectivo de Quebec.
Recuerde que en Lanza y Conde (La Lágrima)En , una serie cuya trama parece inspirarse en los dramas vividos por ciertos protagonistas, un personaje ficticio, Philippe Lalumière (Dave Morissette), es víctima de una salida forzada después de que un sitio web expusiera su vida privada.
La escena es poderosa y desgarradora. Se hace eco de una realidad que con demasiada frecuencia se ignora. Réjean Tremblay, gran conocedor del mundo del hockey, se sorprendió en ese momento de que ningún jugador profesional hubiera salido todavía del armario durante su carrera.
“Conozco a varios jugadores que salieron después de retirarse. Pero durante su carrera… ninguno”, dijo. El peso de la homofobia en el mundo del deporte es mucho más pesado de lo que pensamos. Incluso hoy.
Y, sin embargo, hubo murmullos. Rumores, susurros que envenenaban la vida de aquellos a quienes tocaban.
El chisme más famoso sobre el hockey quebequense fue el que vinculaba a Roch Voisine con Stéphane Richer. Una fantasía alimentada por periodistas ávidos de escándalo y medios de comunicación en busca de sensacionalismo.
La idea de que existiera un romance secreto entre el cantante de la voz dorada y el delantero estrella de los Montreal Canadiens era lo suficientemente intrigante como para capturar la imaginación colectiva.
Sin embargo, como revela Roch Voisine en el documental, este rumor no tenía ningún fundamento real.
Pero detrás de esta mentira se esconde una dolorosa verdad. Para Stéphane Richer, el rumor no fue un simple inconveniente.
Fue una prueba personal.
“Al comienzo del partido, los jugadores de los Oilers llamaban a Richer un maldito marica”, dijo Réjean Tremblay.
La situación podría haber degenerado en pelea, pero Marc Messier, en una demostración de clase, calmó los ánimos.
“Juega tu juego. Aquí nadie te va a dar asco”le dijo a Richer. Una respuesta que demuestra una apertura poco común en la época, pero que, desgraciadamente, no fue suficiente para borrar el dolor que este rumor causó a Richer.
El peso de los rumores fue tan pesado para Richer que estuvo al borde de la muerte. En una conmovedora entrevista, reveló que había pensado en suicidarse.
“Pensé en suicidarme”admitió en el set del programa Arcand.
“A menudo intentaba saltarme una curva a 240 kilómetros por hora”confió, un testimonio conmovedor de un hombre destrozado por demonios internos.
“Admito que fue aterrador cuando llegué a casa y me encontré solo en casa”.
Pero estos oscuros pensamientos encontraron salida gracias a un trágico suceso:
“La muerte de Gaétan Girouard me abrió los ojos y no quería vivir eso”.
Fue un punto de inflexión para Richer, pero también un grito de ayuda para todos aquellos que se encuentran atrapados en un mundo donde la autoaceptación es una lucha constante.
“Nunca he dormido bien desde que tenía 10 u 11 años”añadió Richer, una trágica admisión del sufrimiento que le acompañó a lo largo de su carrera.
Mientras el mundo del hockey se desgarraba por estos rumores, Roch Voisine, por su parte, seguía conquistando los corazones de los quebequenses con su música.
Pero la sombra de esta falsa relación con Richer todavía se cernía sobre él.
Una vez más se encontró prisionero del imaginario colectivo, sin siquiera haberlo deseado.
Sin embargo, el hockey sigue siendo un mundo donde la noción de masculinidad es omnipresente. En este mundo de hombres fuertes y vestuarios donde la más mínima debilidad es una puerta abierta a la burla, la homosexualidad siempre ha sido un tabú.
“En la NHL, en los años 80, conocí a un jugador que, para ocultar su homosexualidad, siempre llevaba consigo gorros de niña y los usaba como pañuelos para engañar a sus compañeros”.confiesa Tremblay, una anécdota tan sorprendente como trágica, que ilustra el miedo y la vergüenza que habitaban a ciertos jugadores.
Hoy la situación ha evolucionado, pero el camino sigue siendo oscuro. La homofobia sigue presente, pero las mentalidades están cambiando gradualmente.
Sin embargo, en esta trágica saga entre Roch Voisine y Stéphane Richer, lo que más destaca es el sufrimiento humano.
Un sufrimiento que nace de la ignorancia, de los juicios apresurados y de las etiquetas impuestas por una sociedad que prefiere ignorar la verdad antes que aceptar a los demás en su diferencia.
“Yo tampoco me preocupaba por nada. Soy muy sensible y todo parece afectarme. Muchas veces me encontraba sin energía porque la gastaba en los lugares equivocados”confía Stéphane Richer, una declaración que resuena como un grito de dolor en un mundo a menudo cruel.
Esta historia es más que un simple rumor; refleja una época en la que la intolerancia era la norma e incluso las estrellas del deporte más importantes tenían que ocultar sus verdaderas identidades para sobrevivir.
Las cicatrices dejadas por estos rumores, presiones y juicios son profundas. Pero hoy, el testimonio de Richer y Voisine puede ser una descarga eléctrica para el cambio.
El tabú del hockey, el de la homosexualidad, no debe seguir siendo una sombra que amenace el futuro de los deportistas. Sólo confrontando estos fantasmas podemos esperar una verdadera reconciliación con nosotros mismos y con los demás.
Es una historia de sufrimiento, silencio y liberación. Una historia que nos recuerda que, a veces, son las cosas no dichas y los rumores más destructivos los que dejan las cicatrices más profundas.
En la época en que Roch Voisine dominaba las ondas con sus éxitos como Darlin’ o Avant depart, se encontraba en la cima de su popularidad.
Sus conciertos llenaron las salas más importantes y su rostro estaba omnipresente en las revistas. Pero a la sombra de esta deslumbrante gloria, comenzaron a circular rumores cada vez más persistentes que ponía en duda su vida privada.
Uno de los más sulfurosos y devastadores fue el que lo vinculaba con Stéphane Richer y las especulaciones sobre esta relación romántica secreta entre ambos desfiguraron la imagen de Voisine, dando origen a una historia que no sólo afectó la moral del artista, sino también la de Richer, cuya carrera también se vio afectada por estas acusaciones.
En el documental, Roch Voisine no duda en volver a esta época convulsa.
“Ni siquiera sé cómo empezó este rumor”confiesa.
El cantante describe su asombro ante el alcance de la especulación pública, hasta el punto de que periodistas y revistas parecían inventar historias para alimentar el revuelo en torno a su vida privada.
No era sólo una cuestión de chisme; Estas acusaciones tuvieron un profundo impacto en su carrera, sobre todo por la imagen conservadora que había cultivado cuidadosamente.
De hecho, la industria publicitaria, crucial en aquella época, se distanció rápidamente y Roch admite haber perdido varios contratos lucrativos a causa de estos rumores, aunque nunca se le dieron los verdaderos motivos.
“Nunca me dijeron que estuviera directamente relacionado con esto, pero sé que lo es”revela.
El vínculo con Stéphane Richer, aunque infundado, dejó su huella. Lo que comenzó como un simple rumor adquirió proporciones considerables, alimentadas por la atracción que estas dos grandes figuras de Quebec ejercían sobre el público.
En ese momento, Richer era un jugador clave para los Montreal Canadiens y la popularidad de Roch Voisine estaba en su apogeo. La intersección de sus respectivos mundos dio lugar a una ficción alimentada por los medios de comunicación y por personas dispuestas a hacer especulaciones para vender historias.
Pero si esta historia tuvo el efecto de nutrir el imaginario colectivo, también dejó secuelas. Uno de los más afectados por estas especulaciones fue el propio Stéphane Richer.
Aunque ambos nunca han hablado públicamente sobre el tema, está claro que estos rumores han tenido un impacto en sus respectivas carreras.
No era sólo una cuestión de privacidad, era una cuestión de reputación.
Si Richer era un jugador apreciado por la afición, este rumor empañó parte de su imagen, mucho más allá del simple ámbito deportivo.
La cantante también establece paralelismos con la forma en que se manejaban los rumores en el pasado en comparación con la actualidad.
Los medios han cambiado. Hoy todo el mundo puede tener acceso a la información en tiempo real. Ya no creemos en los chismes de la época. Pero en aquel momento fue todo un espectáculo.
Si la historia de los rumores fue importante para Roch Voisine, es interesante observar que siempre se mantuvo a cierta distancia de su imagen pública.
En el documental, comparte momentos conmovedores con sus hijos, Kilian y Alix-Élouane, quienes descubren los archivos de su pasado.
Les muestra sus conciertos legendarios, como el de la Torre Eiffel ante 80.000 espectadores, y comparte con ellos importantes recuerdos de su carrera.
Pero también les cuenta, con emoción, el día en que su hijo Kilian no le reconoció tras una larga estancia de gira.
Este momento, según él, marcó un punto de inflexión en su vida familiar, y tomó la decisión de no irse por tanto tiempo.
Roch Voisine, que ahora tiene 62 años, no rehuye los aspectos más oscuros del envejecimiento, incluidos problemas de salud como la pérdida de audición.
Entonces, Roch Voisine: la ascensión ofrece una visión conmovedora y sentida del artista detrás de la estrella, un hombre que, a pesar de las dificultades, sigue brillando.
Rumores, chismes y escándalos forman parte de la historia de toda celebridad.
Related News :