Hubo un vuelo silencioso del tiempo a lo largo de los milenios, mientras el hombre se recomponíaescribe Char.
¿Dónde estábamos?
¿Y qué hemos hecho durante este tiempo?
¿No es allí, en esta lenta composición de nuestro ser, donde debemos buscar las razones de nuestra consternación?
Aquí es donde se jugó la mayor parte de nuestro destino,
Y éste, nuestro destino, es esta obra que se reinicia constantemente ante nuestros ojos.
Ya que supimos decir que no
Nuestra oportunidad está precisamente ahí, en la capacidad de negarnos.
Y decir que no.
Esto es escribir, pintar, esculpir, cantar, bailar…
Esto es lo que se está desarrollando ante nuestros ojos.
Y lo que da motivos para la esperanza.
Desde que supimos decir que no.
Desde entonces supimos darle forma a nuestras protestas.
Ya que sabemos cargar nuestra negativa con todo el peso de nuestro ser.
Porque el mundo que nos rodea no es sólo una llanura de placeres.
Un lugar de alegría.
Su única ambición no es entretenernos.
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