Habiendo sido uno de los lugares emblemáticos de los Juegos Olímpicos de este verano, el Grand Palais se transforma una vez más, este invierno, pero esta vez en una pista de hielo XXL de 2.700 m2. Suficiente para sorprender a los parisinos pero también a los turistas que acuden en gran número a este lugar legendario de la capital.
Después de cinco años de ausencia, vuelve la pista de hielo del Grand Palais. Ya transformado este verano para las pruebas de esgrima y taekwondo durante los Juegos Olímpicos de 2024, el edificio parisino se transforma ahora en una pista de hielo de 2.700 m2. Una idea que hará las delicias de grandes y pequeños.
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“Estamos en el corazón de uno de los monumentos más bellos de París”
Aferrándose a la barandilla para no caer, Pascal intenta desesperadamente hacer una foto a su nieta, Elona, que patina a toda velocidad: “No te has parado. Da otra vuelta”, dice. La niña de 13 años está más ocupada maravillándose de este lugar tan especial. “Hay música, el ambiente es bueno, es muy agradable”. Su abuelo la interrumpe: “Y estamos en el corazón de uno de los monumentos más bellos de París. Seguimos los Juegos y especialmente aquí, así que venir a patinar allí es mágico”.
En el hielo a veces no es fácil abrirse camino. Los novatos y los más experimentados se cruzan, pero todos patinan de buen humor, como explica Julien, originario de Montpellier, que vino a París durante las vacaciones: “Es realmente el espíritu navideño. Todos tienen la sonrisa, se divierten y ríen”. .”
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350 kilómetros de tuberías y una bola de discoteca
Uno, tal vez, muestra una sonrisa menos amplia. Es Perrine, la hermana de Julien: “Es la primera vez que patino. Es muy difícil”. Para dar cabida a 3.000 personas en la pista de hielo cubierta más grande del mundo, fue necesaria una semana entera de construcción.
Olivier Maurey, director del Grand Palais des Glaces, explica el sistema instalado: “Tendemos 350 kilómetros de tuberías por las que fluye agua glicolada a -20 grados. Y regando las tuberías heladas, se convierte en hielo”. Cada noche, la bola de discoteca situada en medio de la pista de hielo se refleja en el techo de cristal del Grand Palais. Suficiente para hacer que los visitantes se deslicen y bailen durante las vacaciones.
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