lo esencial
Por su amor a los gestos ancestrales, la ex coreógrafa se convirtió en criadora de ovejas en un nuevo tercer lugar: La guinguette.
“En mi familia se decía a menudo que estaba habitada por el espíritu de mi abuela y hoy realmente siento esta presencia”. En la granja, para cuidar del rebaño, Christel podrá contar con Aymeric y Ben, sus cómplices en esta aventura que la puso en contacto con las ovejas. “Aymeric, un pastor apasionado, se unió a nosotros para organizar la trashumancia y desarrollar prácticas dinámicas de pastoreo rotativo. Ben se encarga del cuidado y garantiza la salud de nuestras ovejas utilizando enfoques naturales”. El rebaño de ovejas, de las razas Ouessant y Skudde, ha sido cuidadosamente elegido por la excepcional calidad de su lana. “Estas razas pequeñas y rústicas nos resultaron evidentes. Su lana gira y se siente maravillosamente”, explica Christel. El trabajo en torno a la lana comienza con la esquila, realizada con mimo para garantizar una materia prima de alta calidad. Después del esquilado, la lana pasa por varias etapas: lavado, cardado, hilado y, en ocasiones, fieltrado. Cada paso es una alquimia que revela la belleza natural de la fibra. Precisa que algunas lanas se transforman a mano in situ para su colección “Holga”, mientras que otras pasan por una hilandería antes de ser trabajadas por su equipo. Aquí entran en juego las otras artesanas “cómplices”, como ella las llama cariñosamente: Anne, para la confección, Agathe, experta en tintorerías, Marion y Clotilde para la restauración. La colección “Holga” encarna el espíritu libre y salvaje de la naturaleza. Cada pieza está creada a partir de lana de oveja, trabajada totalmente a mano. “Es una forma de rendir homenaje a la nobleza de este material”, subraya Christel. La colección “Bam” utiliza lana recolectada localmente y transformada en colaboración con otros artesanos. “Queremos crear una red que promueva la lana francesa y al mismo tiempo sensibilice al público sobre sus múltiples posibilidades”.
La taberna, un nuevo lugar cultural
Más allá de las colecciones, el pequeño grupo imaginó La guinguette, un espacio que pretende ser un lugar de transmisión y sensibilización. “Enseñamos a la gente a redescubrir este tema que con demasiada frecuencia se descuida”, explica. Con su salón de té, su restaurante y su bar, un verdadero espacio vital donde narradores, músicos, autores y otros artistas pueden expresarse libremente, “La guinguette de la laine” creada en Alas es un centro cultural innovador, donde se sienten muchos Couserannais , un poco destetado de esos lugares en el cantón. “Debemos crear nuevos modelos, basados en la ayuda mutua y el respeto por la naturaleza”, concluye convencida. Y funciona.
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