Cuando era niño, Balazs Doczy tuvo dificultades para conseguir Lego en Hungría, detrás del Telón de Acero. Hoy construye modelos con 1,8 millones de piezas, como este colorido tranvía que se presenta en Budapest desde noviembre. En el corazón de la capital húngara, el vehículo fue montado por un equipo de 90 personas, con un total de 6.800 horas de trabajo en un período de un mes.
El artista, de 48 años, asistió al inicio del montaje antes de partir hacia Mallorca, donde trabaja como instructor de buceo, entre dos misiones en Hungría inspirado por su pasión por los juegos de la firma danesa. Con 11 metros de largo, el elegante tranvía, construido por encargo de las organizaciones de transporte y turismo de la ciudad y expuesto hasta el 6 de enero de 2025, fascina a los transeúntes.
Se trata del proyecto más ambicioso de Balazs Doczy hasta la fecha, que interviene sobre todo aguas arriba, como un arquitecto resolviendo “desafíos técnicos”. “La construcción de estas megaestructuras no se parece en nada a los proyectos ordinarios de Lego”explica a la AFP.
Fascinado desde muy joven por Lego, “Rogaban a los hijos de los vecinos que recogieran sus cajas y construyeran estructuras cada vez más grandes” con su hermano mayor. Porque las monedas eran raras en el país centroeuropeo que entonces formaba parte integral del bloque comunista. “En aquel entonces ya éramos ambiciosos”dijo con una sonrisa. En 2013, su pasión se convirtió en una empresa familiar llamada “Atelier de bricks”, donde multiplica iniciativas grandiosas.
Rápidamente llamó la atención diseñando modelos de la Basílica de San Esteban y la Plaza de los Héroes en Budapest. También reprodujo a tamaño natural la estatua de un puente de la capital, con la imagen de un león, a costa de noches casi de insomnio.
Desde 2017, Balazs Doczy ha sido designado oficialmente “Profesional Certificado Lego” (LCP). Este prestigioso título, concedido sólo a una veintena de creadores en el mundo, premia a quienes son capaces de imaginar “Diseños originales e innovadores que superan los límites de la creatividad y la construcción”, especifica un portavoz de la empresa.
Si no recibe compensación financiera, “puede consultar periódicamente a los otros LCP“, tiene acceso a software exclusivo y “Puedo pedir entre 14.000 piezas diferentes” realizado en las fábricas del grupo, explica encantado el artista. Pero para algunas de sus ideas, tiene que explorar mercados de segunda mano para encontrar ladrillos viejos, que incluso datan de la década de 1970 de su infancia.
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