ARTE – SÁBADO 14 DE DICIEMBRE – 23:40 – DOCUMENTAL
Cantos de pájaros o de ballenas, balanceo de loros, danza de chimpancés, coro de lémures… En la naturaleza, el ritmo y la música están por todas partes. ¿Pero los animales tienen oídos musicales? ¿Cómo perciben los tempos y las melodías, cómo los crean a veces? ¿Existen características musicales comunes a humanos y animales? Desde hace unos diez años, estas preguntas han intrigado a los investigadores.
Este documental nos invita a un canto coral del reino animal, a escala internacional. Una lista de reproducción que nos transporta a través de continentes y océanos. En Japón, un primatólogo está estudiando las habilidades rítmicas de los chimpancés, que se mueven espontáneamente, asintiendo con la cabeza, aplaudiendo o golpeando rítmicamente con los pies. Sin embargo, cada individuo tiene su propio estilo de balanceo. Los macacos no han adquirido esta habilidad de bailar.
En los Países Bajos, un laboratorio está descifrando la partición cerebral de la percepción del ritmo en humanos y primates no humanos. En los recién nacidos de nuestra especie, parece efectivamente innato. También en los Países Bajos, otro equipo busca en las vocalizaciones del sello huellas del papel de la evolución en la aparición de la musicalidad.
Ahora los pájaros cantores. En Canadá, los investigadores están examinando de cerca la forma en que los machos de pinzón cebra transmiten a sus crías el patrón de sus canciones, la firma de cada linaje y, por tanto, el resultado del aprendizaje. En Escocia, una músico-investigadora analiza la estructura del canto del zorzal ermitaño, identifica paralelismos entre la música humana y los cantos de las aves y, en ocasiones, se inspira en ellos para sus composiciones.
El canto de las ballenas
En Viena, la fiesta de las cerdas y sus lechones tiene micrófonos: cuando los lechones maman y escuchan los gruñidos de sus madres, ¿qué ritmos prefieren? Otros protagonistas de este musical El Arca de Noé: entre los lémures de Madagascar, machos y hembras cantan a coro, siguiendo ritmos que se asemejan a nuestros paseos.
Pero el “Premio Grammy” al mejor sentido del ritmo animal, sin duda, es para una estrella de fama mundial: Snowball, una cacatúa de azufre. Con su cresta amarilla y su blancura lechosa, el psitaciforme, desde 2007, incendia las redes sociales con sus impresionantes actuaciones: al son de la música de Queen o de los Backstreet Boys, allí levanta la pata, se balancea, se disloca el cuello, balancea la cabeza. arriba y abajo, de derecha a izquierda, en semicírculo… Una coreografía perfectamente sincronizada, rica en al menos catorce pasos de baile diferentes. Y lo más sorprendente es que el loro lo aprendió de forma espontánea, sin entrenamiento. Cómo ? El misterio permanece.
Sin embargo, nuestro favorito es el canto lastimero de las ballenas jorobadas y sus lentos e hipnóticos ballets acuáticos. Un músico-investigador escocés descubrió que todos los hombres de un mismo grupo reproducen exactamente la misma canción: cánticos que pueden durar más de veinte horas. Prueba de que estos cetáceos se escuchan y aprenden de sus compañeros.
Sin embargo, esta sinfonía animal tiene un inconveniente: hasta ahora, los investigadores han acumulado más preguntas que respuestas. Más que nunca, tendrán que seguir manteniendo los oídos abiertos.
Animales. ¿Ritmo en la piel?, por Connie Edwards (Reino Unido, 2022, 46 min).
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